31 de mayo de 2010

Streets


Siempre me he preguntado quién pone los nombres de las calles, quién los decide. He oído que cuando hay nuevas calles que nombrar porque se han construido nuevas urbanizaciones pueden llevarse a cabo concursos públicos con los que elegir los nombres. No sé en que localidad madrileña una vez ganó por mayor número de votos la opción de poner nombres de videojuegos a las nuevas calles: Calle Final Fantasy XVIII, Calle Supermario Bross, Calle Pacman, Calle Tetris, etc. Creo que, aunque la votación popular dio por buena esta opción, finalmente una ordenanza municipal derogó tal posibilidad. En un nuevo barrio de Aranjuez las calles reciben el nombre de distintos países: Calle Argentina, Calle Alemania, Calle Tailandia, etc. La verdad es que existen múltiples posibilidades, unas más curiosas que otras. 
Aquí en Londres las elecciones de algunos de los nombres también son curiosas: Red Pepper Street, King Road, Fisherman Avenue y así hasta el infinito. A mi me gusta especialmente Love Walk. Una estrecha calle no muy lejos de mi casa. No tiene nada de espectacular, ni siquiera tiene alguna vegetación que llame la atención, pero me gusta el nombre. Pensé en inventar una historia sobre por qué se le puso ese nombre pero, cuando iba a hacerlo, me he dejado llevar por el olor de la comida que se cocinaba en una pequeña cafetería que recibe el mismo nombre que la calle y me he comido una hamburguesa de pechuga de pollo con aguacate la mar de rica. La verdad es que, a veces, el amor te quita el hambre, puede que el nombre de la calle cobre sentido en esa expresión.  

28 de mayo de 2010

Tube

Los ingleses son muy de hacer colas. Creo que, de hecho, les encanta hacer colas. Es probable que su conducta tenga algún componente genético y cuando vean alguna cola no puedan evitarlo y se sumen a los que ya estaban esperando, sin saber muy bien para qué esperan. También puede tener que ver con lo organizados que son, sobre todo si los comparamos con los españoles. Por ejemplo, en el metro siempre se suele andar por la izquierda, cuando así lo marca algún cartel o si hay alguna barandilla que divida los dos caminos. Es cierto que siempre hay algún que otro despistado que se sale del camino marcado, pero podría asegurar que en esos casos no se trata de un 100% británico. Siguiendo este esquema puedes encontrarte subiendo lentamente el tramo izquierdo de una escalera (no hablo de las eléctricas) mientras que el tramo derecho está libre porque  nadie baja por ellas. Eso sí, si no hay camino marcado prepárate para hacer frente a la estampida de gente, si por casualidad caminas en sentido contrario.
A tenor de todo ello podríamos afirmar que el londinense medio es muy educado y considerado con los demás. Aquí sorry y excuse me son las palabras que más se oyen. Sin embargo, son muy espabilados a la hora de montarse en los medios de transporte. Nada de ceder el paso, si se pueden colar lo hacen con toda tranquilidad y descaro. 
¿Para qué os cuento esto? Eso me pregunto también yo. La cosa es que hoy me he dado cuenta de que es aconsejable evitar el metro londinense entre las 5 y las 7 de la tarde. Británicos, foráneos y turistas se lanzan como ordas de orcos a coger uno de los gusanos eléctricos que circulan por la entrañas de la ciudad. A pesar de las circunstancias siguen organizados para andar por el metro, cumplen sus colas (Oxford Circus tiene colas que salen hasta la calle para entrar al metro) y te dicen sorry todas las veces que haga falta. Eso sí se mueven como cucarachas para conseguir subirse a los gusanos eléctricos que a esa hora van hasta arriba de gente. Tres trenes han tenido que pasar para que pudiera subirme a uno de ellos. Tres veces hasta que he pensado "en el siguiente nos os coláis cabrones". Y cuando estaba arriba me he dado cuenta de lo seria que va la gente en el metro. Entiendo que después de todo el día trabajando encontrarse con el codo de un desconocido oprimiendo tus costillas no es muy placentero pero un poco de alegría no vendría mal. Bueno, pues en ese momento me he acordado del modaba, Modaba, MODABA (http://www.youtube.com/watch?v=9GZlZx9csvQ) y no podía parar de reír. Menos mal que mi risa no es escandalosa y que bajaba en la próxima parada porque, de no ser así, iba yo a saber muy bien como modaban de ostias en el metro. Cheers.

25 de mayo de 2010

Ruskin Park

No sé si alguna vez he comentado aquí que desde muy pequeño siempre quise ser cartero. Si alguna vocación he tenido ha sido esa. Supongo que siempre he visto el lado romántico de la profesión, la entrega de cartas con algún mensaje emotivo. Recibir un paquete con algún regalo inesperado, etc. Pero la tecnología ha arruinado esta visión de la profesión y los carteros ya sólo entregan, en la mayoría de las ocasiones, facturas, cartas del banco y publicidad.

Ayer, que hizo un día magnífico en Londres, me acerqué a la oficina postal más cercana a mi casa. El edificio, por fuera, ya tenía mala pinta pero por dentro era mucho peor. Había una enorme cola y, aunque no esté bien decirlo, aquello parecía la parada de los monstruos. No sé si el Royal Mail londinense ha sido privatizado o ya no existe inversión pública para unas oficinas que, realmente, a juzgar por lo que he visto hoy deben mover dinero pues ya no sólo se pueden enviar cartas sino que también se puede cambiar dinero, enviarlo y hasta subir el saldo de tu teléfono móvil. Por lo menos que quiten la moqueta que tenía más mierda que el rabo de una escoba. He comprado las stamps para lo que tenía que enviar y he salido con una sensación de picor en todo el cuerpo. 
Menos mal que en Londres está lleno de parajes que te alegran la vista y muy cerca de la oficina postal que se encuentra el parque que llega hasta mi propia casa y que hasta el día de ayer no había visitado. Ya voy viendo que el verano aquí no tiene nada que envidiar al de España, con la excepción de que aquí no hay playa. Llegué, me tumbé en el césped y disfrute de una buena lectura ¿Qué más se puede pedir? Sí, ya lo sé. Una cerveza fresquita....o dos. (Por favor, no bebáis solos, mejor en compañía, puede que no encontréis la salida).  

24 de mayo de 2010

The end of Lost

Llegó el final de Perdidos. Seis temporadas sufriendo para conocer cuál era el secreto de la isla y finalmente he podido verlo online sufriendo cada vez que la web en que han alojado los vídeos me decía que debía esperar otros 54 minutos para seguir viéndolo. Lo he visto sin subtítulos, creo que por primera vez. Hoy los diálogos no eran tan importantes como las propias imágenes. 
Sin duda, el final habrá sido decepcionante para todos aquellos que esperaban respuestas a los miles de enigmas que la serie fue planteando durante estos seis años, pero ya desde el principio de esta temporada pudimos darnos cuenta de que los guionistas no podrían salir del fantástico embrollo que había montando. Con el tiempo Perdidos quedará como lo que es, una gran serie de personajes donde no importa tanto qué es la isla como el hecho de cómo afecta ésta a los que alguna vez la hayan habitado. Por eso creo que el final no podía ser mejor, a mi modo de ver, aunque habrá quejas de que eso ya se ha visto. 
Por mi parte, reconozco que he llorado en dos ocasiones. La primera durante el recuentro de Sawyer y Juliet (ella se convirtió en mi personaje favorito desde el momento en que la vía sujetar una copia de Carrie de Stephen King). Creo que de las historias de amor que tienen lugar en la isla la de ellos era la más bonita porque era la más sencilla y porque Juliet consigue redimir al womanaiser por excelencia. Yo ya estoy construyendo mi propia historia en AGPville.  La segunda vez que he llorado ha sido justo al final en el campo de bambú donde todo comenzó. Y he llorado con un personaje que nunca terminó de gustarme, Jack. No puedo desvelar la escena por aquello de no spoilear el final pero ha sido el mejor final que podría esperar porque he quedado en paz con la isla.  

19 de mayo de 2010

Restless

Está claro que la vida en la gran ciudad no es como la describían en Sex&The city, al menos para la mayoría de los mortales. Por supuesto Londres no es Nueva York pero no está nada mal y si me pongo a comparar no sabría con cual quedarme. I love London anyway. El caso es que si uno se acerca al centro de Londres puede encontrar a gente que, de alguna manera, se parece a Carrie Bradshow y sus amigas o, como mínimo, a muchos turistas que disfrutan del lado "glamuroso" de la ciudad. Pero si te alejas del centro y te acercas a otros barrios (no hace falta irse muy lejos yo vivo en zona 2) te das cuenta de que la realidad londinense es otra, tal y como ocurre en cualquier ciudad. 
No hablo aquí de la arquitectura  o de lo descuidado que pueda estar un barrio si no de lo cansada que percibo a la gente. En el centro todo parece distinto. La gente bebe en las calles, grita, se ríe. Todo es la la la la. En otros barrios también hay risas, también hay gente bebiendo (aquí el que menos va con su bote de cerveza en el bus) pero ves a gente realmente agotada.
Hace unos días estuve con una malagueña afincada en Londres y estaba bastante nervioso porque percibía que estaba muy cansada, a veces ausente. El trabajo ocupa la mayor parte de tu vida diaria y cuando tiene tiempo libre debe hacer cursos de formación para conseguir promocionar en su trabajo, lo que le ocupa bastantes fines de semana. Me contaba que una vez que llevas viviendo más de dos años en la ciudad uno pasa del centro y del turismo. La verdad es que tuviese que trabajar de 8 de la mañana a 5 de la tarde a mí también me pasaría lo mismo porque acabaría destrozado, sin ganas de nada.
Hace años pensaba que vivir en una gran ciudad debía ser excitante y estimulante, ahora me doy cuenta de que son muchos los inconvenientes pues la calidad de vida ciertamente es menor cuando no llevas una vida de turista. Por ello estoy pensando en una ciudad grande, que es capital de provincia y cuenta con todos los servicios y opciones de ocio deseables, donde también se habla inglés y tienen una playa estupenda, buena temperatura todo el año y un sol enorme, muy pero que muy gorgeus.

16 de mayo de 2010

Little stories: The woman from the dietetic shop

Como todas las mañanas se levantó a eso de las 7:00. Tras darse una ducha y beber un café largo se pintó los labios y se dirigió a la estación de tren. Todas las mañanas cogía el tren con dirección a London Bridge. Después de tantos años ya conocía de vista a muchas de las personas que viajaban en el tren. En las últimas semanas se había fijado en un chico al que nunca antes había visto. Alto, delgado, moreno vestía una cazadora negra de un material parecido al cuero. Se había fijado en él porque ambos bajaban del tren en Queens Peckham Road, se dirigían a la parada de autobus y cogían el número 177 en dirección a New Cross. Él se bajaba junto a la parada de la estación de tren y ella continuaba su viaje diario hacia la calle Danford. Allí tenía una tienda de productos dietéticos. Toda una paradoja si conociéramos su peso real. 
La tienda no iba demasiado bien aunque le daba para pagar todas sus facturas y vivir cómodamente considerando que su casa la había heredado de sus padres y la tienda era una antiguo local que había pertenecido a su abuela. La tienda había sido antes un herbolario por lo que había conservado la antigua decoración en lo que ahora era su propia tienda. Ya no vendía hierbas y remedios naturales como hacía su abuela. Todos los productos eran sintéticos, envasados en llamativos botes de colores. Su negocio más lucrativo era la línea de complementos dietéticos para deportistas que había incluido cinco años atrás, cuando comenzaron a proliferar los gimnasios por la zona.
Pero a ella no le interesaban las ventas, lo que le motivaba a desplazarse cada día a la tienda era lo que escondía en la trastienda. Oculta en la oscuridad de aquella habitación sin ventanas se encontraba una pequeña jaula que tiempo atrás compró en una tienda de sado. Y en ella se hallaba un cuerpo desnudo de un joven de 25 años. Se llamaba Stephen y era estudiante de una universidad cercana. Un cliente recurrente en busca de proteínas que un día probó una barrita dietética que amablemente le ofrecieron. Llevaba cautivo aproximadamente un año y, después de todo por lo que había pasado, no sabía que le quedaban pocos minutos de vida después de que consumiera el desayuno que su carcelera le proporcionó.
El sonido del vómito fue apagado por la campanilla que avisaba de la llegada de un cliente. Ella sale a recibirlo y se encuentra con el chico del autobús que le pregunta por un bote de proteínas. Con una espléndida sonrisa ella le recomienda unas nuevas barritas que debería probar. 

14 de mayo de 2010

Un mes, un libro

Recibí este libro como regalo de cumpleaños por lo que le tengo un cariño especial. Desde que oí algún que otro comentario en la radio tenía ganas de leerlo porque últimamente me atrae mucho la novela negra nórdica quizás porque busco algo que mejore el fenómeno Larsson. El libro tenía, además, muy buen pinta por la campaña publicitaria en torno a quienes se escondían tras el seudónimo de Lars Keppler. 
Ayer conocí el desenlace en un tren de camino a casa y por la noche terminé la única hoja que no había podido consumir en el tren. Decir, como ya he señalado en algún que otro post, que he pasado mucho miedo con algunos de sus capítulos y he disfrutado mucho del extraño rompecabezas que supone el crimen de partida. Si embargo, la solución de la situaciones que van proponiendo a medida que avanza la trama me ha decepcionado por lo precipitado de la solución al misterio que se establece desde las primeras páginas y el empujón que dan a otra trama que parecía secundaria y termina por vertebrar todo el libro. Desde mi opinión no han sabido unir muy bien ambas historias e incluso hay un error temporal en el libro, o eso me pareció. 
A pesar de ello creo que es una lectura muy recomendable para los amantes del género. Muy entretenido y de lectura absorvente aunque su tamaño no es cómodo para viajar. 

12 de mayo de 2010

Big Downing Street 10

Los cambios de gobierno en Inglaterra son como los días de expulsión en Gran Hermano. El pasado jueves los británicos nominaron a Gordon Brown y menos de una semana después ya se ha producido su expulsión del 10 de Downing Street. Una rapidez pasmosa si tenemos en cuenta que hace dos días todavía no se sabía quién gobernaría en Reino Unido. Aquí se considera que uno ha ganado las elecciones si obtiene la mayoría. Pero bueno, es cierto que Cameron obtuvo más votos. Aún así, yo destacaría la elegancia de Brown al abandonar la residencia a la que entró sin haber ganado las elecciones. Algunos políticos españoles deberían tomar ejemplo. 
El caso es que imagino que Brown ya tendría las maletas preparadas, como en Gran Hermano, por si acaso tuviera que salir por piernas ante la decisión de la "audiencia" británica. Ayer mismo tuvo que producirse ese hecho ya que por la noche llegaría el nuevo habitante a la residencia del gobierno, el tal David Cameron.
Y es que estos ingleses son muy organizados para todo y supongo que hace tiempo que Brown embalaría todo en cajas por si se produjera tal eventualidad. No dejo de pensar en los operarios que se hayan ocupado de la mudanza preguntando a Brown si quería llevarse la paellera que Zapatero pudo regalarle en alguna de sus escasas reuniones. Tampoco dejo de imaginar a su mujer encariñada con alguna de las piezas de porcelana de la casa tratando de quedársela evitando que fuera anotada en el inventario. 
Supongo que habrán aprovechado la mudanza para deshacerse de algunas cosas que ya no utilizarán, como el hipotético sombrero de cowboy que Bush pudo regalarles o esas otras cosas que uno va acumulando porque le da pena tirar pero que realmente no sirven para nada. 
Yo por si acaso me voy a pasar por los alrededores del 10 ya que quizás hayan llenado los contenedores con viejos trajes, zapatos o utensilios que ya no utilizarán jamás. Lo que me gustaría saber ahora es cómo reformarán y decorarán la casa los nuevos inquilinos que, supongo, querrán huir de los interiorismos laboristas.

11 de mayo de 2010

Benidorm UK

Ayer como todo buen fan fui al HMV de Oxford Street para conseguir mi copia del nuevo cd de la gira de Céline Dion. Ya sé que a Miguel no le gusta pero no puedo reprimir mi deseo de comprar todo lo que esta mujer saca al mercado incluso cuando soy consciente que lleva viviendo de recopilatorios y reediciones toda su vida. 
Bueno, Oxford Street estaba que reventaba de gente y no precisamente para conseguir el cd del Taking Chances Tour. Había gente incluso haciendo cola para coger el metro porque aquí la gente es muy de colas. El caso es que mirando entre los dvds y las series me encontré con la joya que hoy os pongo por foto. ¡Una serie sobre guiris en Benidorm! No me digáis que no es lo que habías soñado toda vuestra vida después de saber que la isla de Perdidos podía moverse. El estereotipo del guiri de la working-class en esa ciudad tan fea y tan humana a la que otras veces he hecho referencia merecía un espacio en el blog. No sé si me haré con ella porque no tiene subtítulos y creo que será difícil pillar el humor tan fino que destila. Por el momento me alegra comprobar que aquí no es todo BBC y que tienen sus particulares Pajares y Esteso que viajan a Benidorm.

9 de mayo de 2010

Little places, great expectations





Fin de Semana en Londres. Durante estos días he redescubierto lugares de la ciudad en compañía. De estos días os sugiero varias lugares donde dejarse caer en una posible visita a la ciudad.

Southwark Market: no se trata de un mercado turístico y quizás por ese motivo merece más la pena acercarse. No lo hubiésemos encontrado si alguien de aquí no nos hubiese llevado y tampoco puedo daros muchas indicaciones para llegar a él. Sólo deciros que está cerca de London Bridge. En este mercado encontraréis una tienda de café muy buena donde podréis degustarlo. Eso sí, hay que hacer colas. Un truco: si compráis café no tendréis que esperar la cola de aquellos que sólo quieren degustarlo.

Adams Rib: si tenéis un estómago tragón y os gustan las carnes a la brasa y los sándwich hipergigantes este es vuestro lugar. Buen servicio con precios asequibles junto a Picadilly Circus. Podréis fisgonear por sus grandes cristales. 

Eat. Se trata de una franquicia de bocadillos, ensaladas y platos de pasta. Una comida sana que podréis encontar en muchos rincones de la ciudad. Eso sí, tened en cuenta que si os quedáis a comer en el local (eat in), no hay baños. La comida está rica y es saludable. 

Acrombie&Fitch. Marca norteamericana de moda. La tienda de Londres es la única de UK y en nuestro país no contamos con la franquicia. Aunque la tienda marea merece la pena visitar lo que parece más bien una discoteca. ¡Los dependientes bailan! Si compráis saldréis con una buena cantidad de dinero menos en vuestras cuentas. 

ICA: Institute of Contemporary Art. Se encuentra en el paseo entre Trafalgar Square y Buckingham Palace. La admisión es gratis, con la excepción del cine. Mucho moderno y mucho libro sin letras.

La foto que os pongo no es ni la más bonita ni la más interesante de las que he hecho este finde, pero me resultó curioso ver unos urinarios con esas características en pleno Soho. Prácticos parecen. En fin, pequeños apuntes, por tanto, para un fin de semana en el Downtown de Londres. 


7 de mayo de 2010

Jeremy Kyle Show

Ningún país se libra de programas televisivos donde se vende carnaza en torno a problemáticas personales de completos desconocidos. Aquí en Gran Bretaña, al estilo de nuestro castizo "El diaro" (antes conocido como el diario de Patricia), se emite el show de Jeremy Kyle. Se trata de un talk show al uso pero que se emite muy temprano para un programa de estas características (9:20 de la mañana) y luego se repite en bucles intermitentes a través de la 2 de la ITV.
En este programa no hay un tema común a todos los casos que van a pasar por plató ese día, sino que más bien son varios casos a los que se trata de dar algún tipo de solución reuniendo a todos los implicados y dejándoles discutir y "solucionar" sus diferencias. En realidad discuten más que solucionan. 
Lo interesante, desde un punto de vista puramente superficial, es que el presentador intercede en las discusiones y regaña a los participantes bajo un prisma de valores familiares tradicionales, diciéndoles qué deben o no hacer desde el punto de vista de sus propios valores morales conservadores. 
Todo este rollo para contaros que mientras hacía algo de ejercicio he podido leer el rótulo de uno de los casos que estaban tratando: "Son, I didn't cheat on you dying mum" (algo así como: hijo, no le fui infiel a tu madre moribunda). No se que contarían pero en el plató también se encontraba la presunta amante. Una especie de Susan Boyle con una camisa de cuadros rojos y una cara llena de granos. Vamos, guapa, guapa como ella sola.  Lo cierto es que nunca he entendido que busca esa gente yendo a la tele. Quizás dinero, quizás sus 15 minutos de fama, un bocadillo, el refuerzo de los demás.....no sé, no sé...lo peor es que he estado viéndolo con el volumen en off.  

6 de mayo de 2010

Election Day

Hace un día precioso en Londres. El día despertó nublado como viene siendo habitual pero ahora luce un espléndido sol. Un día perfecto para ir a votar. Y es que hoy es día de elecciones en Gran Bretaña. Eso sí, no se nota nada que sea un día decisivo para la política del país. Todo el mundo está trabajando y aprovechan sus descansos para votar o bien esperan a terminar su jornada laboral. Aquí se puede votar hasta las 10 de la noche. 
No sé por qué pero siempre me ha gustado ver los telediarios el día de las elecciones así que, aunque no es mi país, esta noche creo que elegiré la BBC para poder seguir el recuento de votaciones y ver un poco la tendencia del voto que según las encuestas da ventaja a las conservadores.
En mi caso, como no puedo ir a votar, he aprovechado la mañana yendo un ratito al gimnasio porque uno siempre se siente bien cuando genera endorfinas y después del ejercicio se trabaja mejor. Asi que aquí estoy para afrontar lo que el Election Day puede depararme. Desde Goldsmiths informa Raúl. 

Feed the cow

Londres es un compendio de pequeños municipios con políticas diferentes tal y como ocurre en España. La universidad a la que asisto se encuentra dentro de Lewisham cuyo ayuntamiento parece muy concienciado sobre la importancia del reciclado. Si paseas por las calles de Lewisham te toparas con papeleras cada muy pocos metros y podrás ver iniciativas en la "cartelería" municipal que trata de modificar el comportamiento ecológico de sus habitantes. Es por ello que en sus calles se pueden ver muchos anuncios que tratan de motivar el reciclado. En mi facebook he colgado alguna foto sobre ello.
Pues bien, cuando volvía de la universidad me he topado con los contenedores que veis en la foto. Estos forman parte de una campaña para mantener limpias de basura las calles de New Cross. Me ha gustado mucho porque, aunque quizás no sea muy útil en lo que se refiere al cambio de actitud ambiental en las personas, hace más bonito un objeto que en sí es desagradable, mejorando la imagen de la ciudad. Esta campaña se llama "Feed the cow". A mi modo de ver son pequeños detalles que hacen grande una ciudad.

4 de mayo de 2010

Ghost Hunter


Con riesgo de caer en el tópico...llegué a Londres un día lluvioso. De Heathrow a Paddintong vía express y de ahí a mi casa en el taxi de un amable caballero inglés que me hablaba de Castellón y Mallorca. Llegué y no había nadie aunque no tardó en aparecer la italiana que vive en la primera planta. Un recorrido por la casa me lleva a mi habitación, dejo las maletas y nos ponemos a charlar sobre qué haré estos tres meses (eso me pregunto yo). Recibo las llaves de la mano de un amigo de mis caseros y una vez hecho esto...desaparecen. 
Así que aquí me tenéis viviendo en un bonito caserón victoriano con tres fantasmas londinenses. Creo recordar que había una serie británica en que los inquilinos de un piso eran un hombre lobo, un vampiro y un fantasma ("Being Human"). Vamos que debo haber caído en ese piso porque aquí sólo se oyen crujidos de la madera del suelo. Si a eso le sumáis que estoy leyendo "El hipnotista" (hacía mucho tiempo que no pasaba tanto miedo con un libro) y no he tenido conexión a internet hasta hoy, parezco estar viviendo en una especie de limbo. Eso sí, es abrir las puertas de casa, coger un autobús y encontrarte con una marabunta de gente. Ahí es donde comienza Londres y aquí es donde comienza el diario.