10 de enero de 2015

Sesiones de cineclub: Os fenómenos


Puede que haya quien piense que la película de Alfonso Zarauza es una mera copia de la realidad. Un corta y pega de frases que durante años hemos oído a nuestro alrededor: "invierte en un piso", "estar de alquiler es tirar el dinero". Sin embargo, más que un conjunto de pedazos de una realidad cercana, un testimonio claro de lo que pasó (de lo que todavía nos pasa), la película sirve como recordatorio de aquello que puede volver a repetirse. Un ejercicio necesario en nuestro cine y una pieza de ficción que puede servir de actividad pedagógica para hablar de aquella generación amamantada por el ladrillo. Por la película pasean obreros, constructores, banqueros y, también, aquellos cuya ilusión (fomentada desde el exterior) era tener una casa o piso propio, dentro de un juego pernicioso como lo fue la burbuja inmobiliaria que lo envolvió todo. Pero Os fenómenos nos habla de más cosas, entre otras, de las limitaciones autoimpustas y de nuestra falta de libertad a la hora de tomar decisiones (más aún cuando nos hemos dejado atrapar en el juego que antes he comentado), de los roles de género, de mujeres sin miedo o la mediocridad de algunos hombres. Y a través de una sobresaliente Lola Dueñas, nos habla de nuestra naturaleza, de esa tendencia muy nuestra a elegir lo que nos nos conviene, lo que nos hará daña a largo plazo, probablemente porque representa algún tipo de desafío, la ruptura de reglas, la novedad. Algo de ambos géneros. Pero no, no se trata de un ejemplo de alguien que escapó del yugo bancario en forma de hipoteca. La película nos habla de alguien que dejó escapar la posibilidad de ser feliz con algo cercano, sencillo, porque a veces lo complicado parece un bocado más apetitoso. Sin embargo, lo exótico (te lo digo al odio) encierra sus propios venenos.