21 de agosto de 2008

Un mes, un libro



"Perdidos en la inmensa metrópoli de Tokio, tres personas se buscan desesperadamente intentando romper el eterno viaje circular de la soledad; un viaje parecido al del satélite ruso Sputnik, donde la perra Laika giraba alrededor de la Tierra y dirigía su atónita mirada hacia el espacio infinito. El narrador, un joven profesor de primaria, está enamorado de Sumire, a quien conoció en la universidad. Pero Sumire tiene una única obsesión: ser novelista; además se considera la última rebelde, viste como un muchacho, fuma como un carretero y rechaza toda convención moral. Un buen día, Sumire conoce a Myû en una boda, una mujer casada de mediana edad tan hermosa como enigmática, y se enamora apasionadamente de ella. Myû contrata a Sumire como secretaria y juntas emprenden un viaje de negocios por Europa que tendrá un enigmático final".
Descubrí este libro a través del blog de Isabel Coixet y pregunté a un buen amigo acerca de su valor. Después, una visita de una profesora americana me confirmó la necesidad de leerlo.
Como no soy de bibliotecas decidí comprarlo con el miedo de que pasase a mi estantería de libros olvidados. Hace más de medio año que lo leí pero el eco de su historia sigue latente. Temas universales como el amor, la amistad, y sobre todo la atracción son ejes que vertebran una historia con un final desconcertante, trágico, algo oscuro e incomprensible.
Días como hoy, cuando la atracción hacia quien no te corresponde se eleva dos grados, el sputnik recorre mi cabeza. Creo estar enfermo, si no, no me explico mi adicción al dolor no intencional de quien no te corresponde y es cercano pero a la vez muy distante.

1 comentario:

el piano huérfano dijo...

este libro me encanto luego me enamore del autor...estoy entregada a sus historias y ahora es mi favorito.