30 de enero de 2014

The bling ring o la sociedad del espectáculo


Señala Adela Cortina (2009) que el mundo de los valores es un mundo complejo y escurridizo donde todo parece resolverse dentro del puro subjetivismo del "a mí me gusta o no me gusta".  Pero como después concluye la cuestión de los valores no es sólo una cuestión de intuición personal, sino de una predisposición para poder degustar determinados valores. Luego los valores se educan, se adquieren ya que, por pequeña que sea, todos nosotros tenemos una dimensión moral y los valores, pertenecientes a esa dimensión, son los que permiten hacer habitable nuestro mundo. Por este motivo, sabemos que un mundo justo, solidario y equitativo, aunque no lleguemos a alcanzarlo, es mejor que uno injusto, desigual y donde sólo importa el bienestar de algunos. No nos inventamos los valores, son reales y nos permiten estimar, valorar, las cosas. El problema es que no todos los valores permiten este objetivo y tampoco todos permiten mejorar las condiciones para hacer nuestro mundo habitable. 

Ayer vi la última película de Sofia Coppola: "The bling ring". En ella, un grupo de adolescentes de Los Ángeles se dedican a robar en las mansiones de las estrellas. ¿Para repartir entre los pobres?, podríais preguntaros. No, aunque de ser el caso tampoco podríamos argumentar que robar está bien. Lo que querían estos jóvenes era vivir como aquellos que eran sus referentes: Paris Hilton, Lindsay Lohan o Megan Fox. A través del robo, sus protagonistas llenan sus vidas de ropa, bolsos, relojes, dinero y drogas. Supongo que, a su modo, hacían su vida más habitable para ellos y desde luego cultivaban determinados valores relacionados con el hedonismo, el individualismo, o el deseo de aventuras: el carpe diem llevado al extremo (que por cierto no son malos, todo depende de lo que hagamos con ellos). En la película se apuntan muchas causas para su conducta: padres divorciados, estilos de socialización negligente, el deseo de formar parte de algo, la popularidad. Pero a medida que veía la película no dejaba de preguntarme si de verdad habían tenido la posibilidad de cultivar las predisposiciones necesarias para apreciar otro tipo de valores que necesariamente no tienen que pasar por el conformismo o la tradición sino por una búsqueda de la felicidad sin necesidad de participar de un materialismo desenfrenado, o por su presencia en la sociedad del espectáculo. Sin duda, se puede ser humilde y disfrutar de la vida, el problema es que estos jóvenes no sabían como hacerlo. 

27 de enero de 2014

The bystander


La mañana es apacible. Casi todos los niños están en la escuela. Puede ver como algunos corretean por el patio. Está interesado en una niña que juega sola en el arenero. Le gusta su pelo rubio y el color verde de sus ojos. Su corazón late fuerte al observar a la niña sepultando una muñeca bajo la arena, y su excitación aumenta cuando la niña se tumba junto al montículo de arena que encierra la muñeca y le susurra algo. Suena el timbre de la escuela y una maestra llama a la niña que sale corriendo para reunirse con el grupo. Él se acerca a la puerta del colegio aunque se queda algo rezagado para que los padres que esperan en la salida no le vean. En diez minutos ya no quedan casi nadie en la puerta. La niña está allí, esperando. Tiene que acercarse ya si no quiere despertar sospechas. Respira hondo y dirige sus pasos hacia el lugar en el que está la niña. Ella lo mira y sus ojos verdes se agrandan. Papá-grita. Y sale corriendo hacia él. 

25 de enero de 2014

Aurora Roe Teagarden


Antes de escribir la saga vampírica protagonizada por Sookie Stackhouse que todos conoceréis por la serie de televisión "True Blood", Charlaine Harris creó un personaje que está llenando últimamente mucho de mis ratos de lectura. Se trata de Aurora Roe Teagarden, un bibliotecaria de un pequeño pueblo cercano a Atlanda, cuya vida transcurre entre su trabajo, la fantasía de encontrar el amor de su vida, y la novela negra y de suspense, y también los diversos cadáveres que se van cruzando en su camino. Se tratan de pequeñas novelas de suspense con un estilo muy sencillo y clásico. De hecho, si decidís acercaros a la vida en la población de Lawrenceton no os dejéis llevar por la impresión del primer libro ("Unos asesinatos muy reales") porque os podrá resultar una historia algo manida y antigua. Y es que la señorita Teagarden comenzó su andadura allá por 1989 cuando los móviles todavía eran un sueño del futuro y el octavo y último libro de la saga se publicó en 2003 en Estados Unidos, por lo que su sofisticación es limitada pero quizás ese aspecto hace de su lectura una mayor delicia. Las novelas son simplemente entretenidas, no tienen mayor pretensión aunque a mi modo de ver la intriga se desarrolla con bastante acierto, lo que hace que no puedas parar de leer. Además, el personaje principal ha ido ganando en complejidad a medida que avanzaban las entregas y el hecho de que sea una persona de lo más corriente (aunque le pasan cosas extraordinarias) hacen que lo sientas más cercano a ti y te guste lo que narra. Roe es una gran heroína, fresca, inteligente y torpe, parecida a Laura de "Los misterios de Laura", sólo que Roe no es detective, simplemente terminada metida en todos los marrones de su pequeña localidad. En nuestro país se han publicado ya siete entregas, por lo que el final de Aurora está cerca. Lo sentiré porque es un personaje al que entrega tras entrega se le coge mucho cariño. He leído cuatro de los libros y he comenzado el quinto ("Perdiendo la cabeza"), pero mis favoritos son "La paciencia de los huesos" y "La casa Julius". Se pueden leer de forma independiente ya que en cada libro es algo profusa en las explicaciones que da sobre los personajes para que no necesites haber leído los anteriores. En definitiva, una excelente serie de misterio, relatada con mucho humor, para las tardes de invierno. Si esperáis algo profundo, reflexivo, sesudo, esta no es vuestra serie. 

22 de enero de 2014

Sesiones de cineclub: Caníbal


La semana pasada pudimos disfrutar en Cuenca de la película Caníbal que cuenta con 8 merecidas nominaciones a los goya de este año incluyendo mejor dirección, mejor película, mejor actor y mejor actriz revelación. Manuel Martín Cuenca dirige la historia de Carlos, un sastre granadino, cuya vida transcurre bajo la rutina de trabajar en la sastrería, asesinar mujeres y comérselas. Hasta aquí podría parecer la típica historia de una asesino en serie con el añadido de que despedaza a sus víctimas y las almacena en su congelador para después cocinarlas y terminar ingiriéndolas. Sin embargo, Caníbal (adaptación libre de la novela del mismo nombre de Humberto Arenal) no sólo presenta la historia de Carlos para explorar uno de nuestros grandes tabúes, el canibalismo ("no te comerás al prójimo") sino que trata de ofrecer alguna que otra respuesta a la pregunta que todo espectador se plantea después de conocer la rutinaria vida de este personaje magníficamente interpretado por Antonio de la Torre: ¿por qué le ha dado a este hombre por comer mujeres? El caso es que el propio sastre no se realiza esta pregunta hasta que no aparece en su vida Nina. Ella parece ser el estímulo que hace que Carlos se replantee la naturaleza de sus propios actos una vez que un vinculo de tipo afectivo parece florecer entre los dos protagonistas. Pero, ¿y si el canibalismo también es una forma de amor? ¿no son nuestras relaciones algo caníbales? Ambientada en una Granada menos reconocible para el visitante esporádico, Caníbal es una película contenida, una historia en cuatro actos que realmente merece la pena disfrutar y que debería hacernos reflexionar. Buen cine español. Poco más puedo deciros sin destripar la sorpresas que oculta la película y su resolución final. De hecho, será mejor que dejes la lectura de esta entrada en este punto si quieres ver la película sin que tu reflexión sobre ella se vea influenciada por aquello de lo que hablaré a continuación. 


- PUEDE CONTENER SPOILERS-

En Caníbal se explora otra idea que me pareció de lo más interesante: ¿podemos cambiar las personas ¿puede cambiar el protagonista y cesar en su conducta? Otro personaje, una costurera que ayuda a Carlos en su trabajo y que parece conocerlo mejor que nadie, le dice que nunca podrá estar con una mujer. Al principio él se ríe pero le pregunta por qué dice eso, a lo que ella contesta "porque es verdad. Somos lo que somos y no podemos cambiar". En ese momento el sastre parece estar replanteándose sus actos y su relación con Nina ha ido creciendo en intimidad. Carlos le dice a la costurera que le demostrará que puede estar con una mujer. Si es posible o no tendréis que descubrirlo por vosotros mismos. Como educador debo pensar que la gente puede cambiar, de lo contrario la acción educativa no tendría sentido. Lo creo. Creo que la gente puede cambiar cierto hábitos, conductas incluso actitudes. Sin embargo, también pienso que en otros aspectos vinculados con la personalidad, con nuestra forma de ser, no cambiamos tanto y si se produce cambio muchas veces éste es a peor. Ni que decir tiene que es una opinión personal y que la película de Martín Cuenca no indaga en esta última idea.  

20 de enero de 2014

Special edition: ideas para el emprendimiento social

¿Qué término hemos escuchado durante los últimos años hasta la saciedad junto a conceptos como crisis, prima de riesgo, vivir por encima de nuestras posibilidades o “con la que está cayendo”? Exacto, emprendimiento. Aunque ya lo sabéis, tener espíritu emprendedor no sólo significa montar una empresa, sino tener la capacidad para buscar un objetivo, a partir de una o varias ideas que aún no existen, o que existen pero que aún no se han materializado en ningún proyecto (Blanco, et al., 2012). Con este motivo, el propósito de este “special edition” es el de ofreceros una idea que, desconozco si se ha materializado ya de algún modo, pero que vendría muy bien para la gestión de cualquier tipo de crisis: un taller teórico/práctico que nos enseñe a gestionar los recuerdos buenos, malos o regulares. Pensad en sus múltiples posibilidades desde el punto de vista terapéutico y también comercial. Yo no tengo ni idea de cómo hacerlo pero si la idea sirve de estímulo para que un avezado lector o lectora sepa materializarlo me ofrezco como potencial cliente. Estoy dispuesto a ser hipnotizado e incluso apoyar un micro mecenazgo para crear un deposito temporal de ciertos recuerdos que el usuario pueda recuperar a su elección. Si posees la visión, la determinación y creatividad para realizarlo no dudes en contactar conmigo. 


19 de enero de 2014

Sugar


El ruido de la cortadora de césped de nuestra vecina Roe rompía la quietud de aquella tarde de verano. Yo fregaba los platos mientras te veía agachado en un rincón del jardín probablemente observando algún insecto. Roe no podía verte.

Sugar, ven!- dijiste

Suponía que querrías que le hiciera una foto a aquello que observabas y la subiera a tu perfil de instagram. Últimamente no encontrabas tu móvil. Me sequé las manos y salí al jardín. Saludé a Roe y me dirigí a tu rincón. Mirabas un saltamontes.

- Con cuidado Sugar o se asustará- murmuraste.

Le hice la foto, elegiste el filtro y la compartimos en tu perfil.

- Cariño, tenemos que hablar- te dije.
- ¿De qué?
- Ya ha pasado un año
- ¿Un año?
- Un año desde que encontraron tu cuerpo sin vida en aquella carretera. Es hora de partir.
- ¿Te reunirás conmigo?
- Claro, algún día. 

17 de enero de 2014

Atando cabos sí, pero con errores


Hablábamos en atando cabos (http://goo.gl/51imMu) de que cuando tenemos que dar explicaciones sobre algún hecho que nos ocurre o lo vemos en los demás, utilizamos lo que en psicología social se denominan atribuciones. Éstas son explicaciones cotidianas y de sentido común que elaboramos las personas para explicar los sucesos sociales. Decíamos que la mayoría de las veces las realizamos con tanta rapidez que erramos en nuestras explicaciones. Pero ahí no queda la cosa. Otras tantas veces estos errores muestran tendencias claras hacia ciertos sesgos sistemáticos, que son subjetivos, estables y difíciles de eliminar. Estos sesgos se mantienen porque nos ayudan a proteger nuestra actuación en relación a los demás (“todos lo hacen”), defienden nuestra autoestima (“si todos lo hacen, no será tan malo”) y nos ayudan a comprender los hechos sociales por la simplificación que hemos realizado de los mismos. Estos procesos se realizan en todas las edades, poniendo de manifiesto la importancia de las atribuciones, y en ellas cobra más importancia lo que percibimos en base a nuestras creencias y experiencias que lo que es real. Es decir, observamos la realidad a través de nuestras propias lentes y, en ocasiones, estás lentes están tan sucias que no nos dejan ver la realidad tal como es. Es muy importante conocer este tipo de sesgos si, por ejemplo, queremos entender las reacciones de la gente antes distintas situaciones sociales o si queremos cambiar algunas actitudes de nuestros alumnos. Os dejo aquí algunos de estos sesgos por si fueran de vuestro interés:

1.      Falsa unicidad: tendencia a creer que nuestras habilidades son únicas y mejores que las de la media. Por ejemplo, pensar que somos mejores en el trabajo que aquellos a lo que han despedido y por ese motivo no lo perderemos (olvidando las variables coyunturales del contexto).
2.      Falso consenso: tendencia de un grupo que comparte un atributo a sobreestimar la frecuencia o prevalencia de este atributo en los demás de su grupo, frente al grupo que no lo posee. Por ejemplo, cuando pensamos que todos los adolescentes consumen drogas, son rebeldes y vagos.
3.      Ignorancia pluralista: tendencia errónea a creer que conocemos lo que pasa por la mente de los demás y cuáles son sus actitudes. Por ejemplo, cuando preguntamos en clase ¿alguien tiene dudas? Lógicamente algunas personas las tendrán pero a veces ocurre porque ven que nadie pregunta e interpretan que no tendrán ninguna duda lo que aumenta su reparo a preguntar.
4.      Ilusión de control: tendencia a creer que las situaciones de azar son situaciones de habilidades, es decir, la creencia de que podemos controlar las situaciones incontrolables a las que estamos expuestos. Por ejemplo, cuando pienso que en mi caso el consumo de drogas no me traerá consecuencias negativas porque mi consumo es controlado  y planificado. 

15 de enero de 2014

Clásicos modernos: El señor de las moscas


“Su mente estaba llena de recuerdos: los recuerdos de la revelación al acorralar a aquel jabalí combativo, la revelación de haber vencido a un ser vivo, de haberle impuesto su voluntad, de haberle arrancado la vida, con la satisfacción de quién sacia una larga sed” Golding, W. (1972, 83). El señor de las moscas. Madrid: Alianza Editorial.  


Unos de los propósitos de este blog es el de haceros llegar alguna que otra recomendación cinematográfica y literaria, siempre con la premisa de que la mayoría de las veces es difícil que nos guste lo que otra persona recomienda. En esta ocasión os traigo un clásico moderno. Uno de los pocos libros que yo he releído, supongo que por interés profesional. Ha trascurrido ya medio siglo desde que William Golding nos regalara su “señor de las moscas”. La historia de un grupo de niños que llegan a una isla deshabitada tras un accidente aéreo y en la que tendrán que aprender a convivir a la espera de que alguien llegue a ayudarles. ¿Os suena?  Algunas series han "revisitado" esta idea en los últimos años, aunque la novela de Golding supera cualquier referencia actual. 

Muchas han sido las revisiones realizadas sobre esta novela calificada de fábula moral sobre la naturaleza humana, en la que se presenta una alegoría sobre la complejidad de nuestra mente y su capacidad para albergar tanto emociones positivas como aspectos que podríamos calificar de “destructivos”. Lo que en un principio entendemos como un instinto de supervivencia se convierte con posterioridad en un mecanismo de dominación y control. Hablamos de la agresión, ligada al inicio del relato a la necesidad de alimentación y que paulatinamente va transformándose en una “necesidad imperiosa de poder y dominio”. En realidad "El señor de las moscas" posee múltiples lecturas y, por tanto, diversos temas aunque en mi opinión se trata de una novela cuyo hilo conductor podría ser “la maldad de la naturaleza humana”. De todos modos, la novela de Golding no sólo da importancia al hecho de que la agresión puede formar parte de una tendencia innata hacia el uso de la agresión, sino que nos habla de cómo la interacción social provoca un determinado tipo de violencia vinculada a las capacidades de liderazgo y organización de aquellos que rivalizan por el poder dentro de la isla. En cualquier caso, el lector que se acerque a esta novela es libre de formar su propia idea sobre el análisis que en ella se hace de la conducta agresiva. Mi única intención es la de acercaros un clásico de la literatura moderna que ha envejecido muy bien y plantea interesantes preguntas para el debate en torno a nuestros instintos y necesidades. Eso sí, como los buenos libros, no ofrece respuestas, al menos no respuestas simples. 

13 de enero de 2014

El mundo justo


Todavía hoy muchas personas creen en la existencia de una “justicia universal” acompañada de ideas como que “el tiempo pone a cada uno en su sitio” o que “a cada cerdo le llega su San Martín”. En este sentido, las personas tendemos a pensar que vivimos en un lugar justo y bueno, donde a cada uno le ocurren las cosas que se merece en base a cuál ha sido su comportamiento. Sin embargo, esta creencia conocida como la hipótesis del mundo justo (Lerner, 1980) no deja de ser una forma de auto-engaño que trata de defendernos de las múltiples situaciones a las que nos expone el azar y de las que estamos desprotegidos. Esta creencia en un mundo justo trata de eliminar el azar pensando que las buenas personas obtienen cosas buenas mientras que las cosas malas les suceden a quienes se han comportado de forma malvada. Sin embargo, la realidad nos demuestra que, por muy bien que nos comportemos, no siempre obtendremos cosas positivas ya que el buen comportamiento o las buenas relaciones no son siempre recompensadas en el mismo sentido. Además, si lo pensamos bien, la creencia en el mundo justo es un mecanismo generador de desigualdades y de injusticia social. Quienes son víctimas de algún tipo de violencia, ¿merecen realmente su destino? Las personas con este tipo de creencia tenderán a pensar que la víctima, en alguna medida, es responsable de los que le ocurre, olvidando las motivaciones de su agresor y la fuerza del contexto en el que esa agresión ha ocurrido. Ya lo dijo Rojas Marcos (1997), "nadie por poderoso o bien intencionado que sea, es inmune a los espasmos irracionales de la sociedad".
 

11 de enero de 2014

Púa


Sobre su rostro caía el único rayo de luz que se colaba a través de la puerta del maletero. A juzgar por el traqueteo de su cuerpo el coche parecía avanzar por un camino de tierra. De pronto su cuerpo quedó inmóvil, el coche se había parado. Percibió los pasos del conductor dirigiéndose a la parte trasera del coche. La puerta se abrió y lo que parecía la luz del atardecer invadió aquel maletero que olía a óxido. El conductor cogió una pala con la que se había golpeado una o dos veces, cuando el coche atravesó unos baches. Oía los golpes de la pala contra el suelo y después notó como su cuerpo se elevaba en los brazos de aquel a quien le fue fiel toda su vida. Notó el frío de la tierra en la que fue depositado con delicadeza y pudo ver cómo las lágrimas recorrían la cara de su dueño. Su cuerpo quiso moverse cuando escuchó aquel "hasta siempre Púa", pero ya no podía. Los perros no tienen conciencia de lo que es la muerte.  

9 de enero de 2014

De perfiles y hombres


Es duro, muy duro volver al mundo de los perfiles y los contactos por Internet. Mucho más duro si sumamos al hecho en sí variables relacionadas con la ciudad en la que se vive, ya que la oferta y la demanda varían mucho. Y no hablo de las variables personales relacionadas con lo que buscas, lo que ofreces y los que otros buscan y ofrecen, porque en el mercado de la carne la mayoría de los perfiles muestran cacha y algún que otro bulto. Sin embargo, no es mi intención moralizar sobre el uso y contenido de las páginas o apps de perfiles. No puedo negar su utilidad porque facilitan de forma rápida lo que de otra forma sería difícil conseguir. Yo las utilizó, no lo voy a negar, aunque a veces incluso me pierdo en mis propios propósitos. Llevado por la creencia naive de que uno recibe lo que da, no cejo en mi intento de encontrar lo que quiero y en cualquier caso siempre puedes decir no a lo que te encuentres. La verdad es que me gustaría ligar en bares, discotecas (bueno, me gustaría más a plena luz del día en sitios más bucólicos) pero entre que no salgo y que mi generación (o más concretamente yo) no tiene habilidades para el ligoteo, Internet ha venido a suplir estas dificultades y también ha hecho de los "pagafantas" una especie en extinción.

No obstante, no os preocupéis aquellos o aquellas con un perfil más romántico que todavía desea ligar en lugares públicos. Las cabezas que se encuentran tras la creación de apps de contactos también quieren recoger a ese público potencial y están creando una nueva aplicación que, sin entrar en contacto directo con el posible ligue, te facilitará información del local, sitio o bar al que quieras ir diciéndote qué cantidad de hombres y mujeres hay, su orientación sexual, etc., y te hará un cálculo (en base a un determinado algoritmo de contacto) sobre tus posibilidades de ligar esa noche. Vamos, lo mismo, pero con más parafernalia por si no quieres ir al grano o por si eres algo más indeciso, quieres reflexionar algo más o quieres salvaguardar cierta magia del momento en cuestión. Y aún hay más. Si no eres de esas personas que se acuesta con el otro en el primer momento, no te preocupes porque en el futuro los vasos de los bares tendrá un microchip que, con sólo chocarlos, transferirán tu información de contacto y tus perfiles de las redes sociales a la persona con la que brindaste (y esto no me lo invento). Lleguemos o no a verlo y a utilizarlo (entiendo que nuestra generación no lo verá o ya no lo utilizará porque nos parecerá absurdo) lo importante volverá a ser que cuidemos la información que sobre nosotros existe en Internet ya que con lo que algunos ponen en las redes podrían arruinar una buena primera impresión. Yo, por lo pronto, tras algunas experiencias poco prometedoras en la red voy a seguir soñando que conoceré al amor de mi vida en el momento en que los dos cojamos la misma naranja mientras nos servimos fruta en un supermercado. Sin embargo, por el momento, qué lastima que no haya visto ningún perfil en Internet con una foto del ser humano en cuestión en un supermercado o en un campo de naranjas. No juzguéis mi falta de iniciativa, por algo hay que empezar. 

7 de enero de 2014

Día del espectador: Mud


Hay algo de Tom Sawyer en esta película que vi la semana pasada gracias a una de las nuevas plataformas de cine digital a la que puedo acceder desde mi televisor (Wuaki.tv). En la película, dos preadolescentes estadounidenses pasan el verano haciendo viajes a una pequeña isla en el río Mississipi. En uno de los viajes en el que llegan a la isla para ver un viejo barco varado en unos árboles tras una tormenta, descubren a un hombre que se hace llamar Mud. No saben nada de él pero, guiados por la curiosidad y una incipiente atracción adolescente hacia el riesgo, empiezan a entablar una relación con él llevándole comida a la isla. La fascinación de los chicos por este personaje comienza a crecer a medida que Mud les va desvelando aspectos de su pasado. Mud ha matado a un hombre para proteger al amor de su vida, Juniper, y ahora se esconde de los sicarios que ha mandado tras él el padre del hombre asesinado. Cuando los jóvenes encuentran que Juniper ha vuelto a la ciudad en busca de Mud deciden ayudarles a preparar su huida. Sin embargo, la relación de Mud y Juniper no es tan idílica como parecía y los jóvenes se dan cuenta de que el amor, el honor o la familia no son conceptos tan firmes como ellos creían.  


"Mud" es una película bella, un relato de aventuras apasionante que trata temas adultos con una gran elegancia a través de los ojos de dos personajes infantiles que empiezan a atisbar las decepciones de la vida adulta. Matthew McConaughey está estupendo en el papel de Mud, aunque destaca la interpretación de Tye Sheridan encarnando al joven que cree en el amor eterno y ayuda a Mud porque éste lucha por defender su amor con Juniper. En definitiva, una película con una gran fuerza temática y unas interpretaciones a la altura de los temas que exploran. Si todavía no la habéis visto es una buena propuesta para comenzar un nuevo año de cine y revisitar la idea de que el amor lo puedo todo.   

5 de enero de 2014

El book erótico


Dos noticias sobre sexo, erotismo y pornografía han llamado mi atención durante los últimos días. La primera noticia, del pasado año, señalaba que los hombres empleamos entre dos y doce horas a la semana mirando pornografía. Este hecho no sería problemático si no consideramos que tenga un posible efecto de insensibilización. Al parecer, cuanta más pornografía vemos más necesitamos para seguir estimulándonos y, al parecer, menos atención prestamos al mundo real que nos rodea donde es difícil que tengamos sexo con un atractivo hombre con el que nos hemos quedado atrapados en un ascensor, o con una atractiva médica que se dispone a hacernos un chequeo. Concluyen en la noticia que cuanto más porno vemos, menos sexo tenemos. La verdad es que esta conclusión daría para una tesis. También habría que comprobar si se produce el mismo efecto en las mujeres aunque deberíamos estudiar si hay diferencias en los hábitos de consumo de pornografía. 



La segunda noticia se refiere a los cada vez más habituales books eróticos. ¿Qué es esto? Pues tu propio álbum personal de fotografías eróticas donde puedes dar rienda suelta a tu sensualidad poniéndote ropa sexy y adoptando las posturas que, previamente, has podido ver en películas porno, etc. Al parecer este tipo de álbumes están animando el mercado fotográfico hasta el punto de que en EEUU se han incrementado un 50% durante el último año. No tengo datos del mercado español pero si ponéis en google "book erótico" os aparecen numerosas  páginas con ofertas de este tipo. En algunas de ellas se ofrece como un posible regalo para sorprender a tu pareja. De este modo la pornografía que consuma te tendrá a ti como objeto de sus fantasías. Regalo con precios entre los 180€ y los 300€ dependiendo del lugar dónde se realicen las fotos (no es lo mismo hacerlo en tu casa que en un hotel de cinco estrellas), servicio de maquillaje y peluquería, cambios de vestuario, retoque de las fotos, impresión o edición digital.



En vísperas del día de reyes es difícil que podáis concertar una cita para un regalo de este tipo. Sin embargo, todavía queda año para regalar o siempre podéis optar por algo más amateur, hecho en casa. Yo solo os doy un consejo. Aseguraos de que el fotógrafo firme algún tipo de contrato de confidencialidad y, por favor, lo hagáis de forma profesional o casera no le deis las fotos en formato digital a vuestras parejas. Nunca se sabe donde pueden acabar las fotos si, por ejemplo, rompe con vosotros. Venga, a dar rienda suelta a vuestras fantasías. Feliz día de reyes. 

3 de enero de 2014

La necesidad de formar parte de algo


Comenzado el año con algún que otro traspiés, lo mejor es volver a la rutina y en mi caso la rutina me lleva de nuevo a la investigación. Entre los estudios que he revisado estos días me ha llamado la atención la investigación titulada: "An exploration of the reasons why adolescents engage in traditional and cyber bullying" que en 2011, Courtney Wilton y Marilyn A. Campbell publicaron en Journal of Educational Sciences & Psychology. En su estudio preguntaron a adolescentes australianos entre los 12 y los 17 años, identificados como agresores en contexto escolar y en el ciberespacio, por qué agredían a otros chicos y chicas. Entre los agresores dentro del bullying tradicional, las razones más importantes fueron "conseguir algo que querían de los otros" y "hacer reír a la gente". Quienes eran agresores en el ciberespacio la razón más mencionada fue que "Internet nos permite ser otra persona". Los agresores señalaron que en la red podían disociarse de su yo real al sentirse en el anonimato y aparecer como intocables, lo que podría contribuir a su deshinibición a la hora de agredir. Por último, los agresores implicados tanto en el bullying tradicional como en el cyberbullying respondían mayoritariamente que la conducta agresiva les permitía conseguir la atención de los otros y que les hacía sentir bien.

Estos resultados son  importantes, en primer lugar, porque permiten conocer las motivaciones tras el bullying a través de la voz de quien lo ejerce y, en segundo lugar, porque muestra la naturaleza social e instrumental de este fenómeno. Algunos de estos agresores desean conseguir la atención de los otros o hacerles reír, es decir, desean formar parte de un grupo, ser aceptados y encajar socialmente en dicho grupo. No se trata, al menos de forma exclusiva, de una necesidad individual (aunque algunos dicen sentirse bien), ni de problemas conductuales. Podemos afirmar que, al menos a corto plazo, la agresión es una conducta "adaptativa" para quien la ejerce ya que le permite conseguir sus objetivos, aunque estas relaciones sean a la larga negativas. Otros investigadores, además, han mostrado que algunos de los agresores escolares tiene un buen estatus social dentro del grupo/clase y otros estudiantes desean tener el mismo estatus o ser aceptados por estos "líderes". Si se quiere prevenir este tipo de conductas es necesario, por tanto, considerar la naturaleza intergrupal del fenómeno y la necesidad que subyace en muchos casos: la necesidad de formar parte de algo, relacionarnos con los demás, integrarnos en algún grupo, aunque lo hagamos de manera equivocada. No podemos ni debemos olvidar que, al fin y al cabo, somos seres sociales.