3 de septiembre de 2016

Piedras (de Ramón Salazar)


Hace tres años regalé Piedras a alguien que formó parte de mi vida. No fue un regalo muy original pero, dado el significado que la película tenía para él, pensé que era un buen regalo de transición hacia algo que no tardaría en ocurrir y que se precipitaría semanas después. Piedras nunca fue una de mis películas favoritas, a pesar de que en ella podía ver reflejada ciertos anhelos. Había sufrido por amor, pero todavía no había sufrido una perdida como la que afronta Leire y, la verdad, me resistía a que mi educación emocional pudiera ser parte de su "ficticia" historia. Lo cierto es que no quería dotar de un significado propio a la carta final que cierra la película. De hecho, llegué a odiar ese fragmento porque años atrás me lo mostraron también como cierre de una historia personal. Cogí manía a Leire, su carta, su forma de bailar sobre el podium de una discoteca con los zapatos que robaba, esa letanía suya al hablar, como si siempre estuviera cansada (aunque esto creo que es algo más de la actriz que del personaje), y su falta de aire. Recientemente critiqué esta primera película de Ramón Salazar argumentando que muchos gays la veían como una biblia emocional en la que entender emociones propias y ajenas, donde Leire era la profeta que impartía su oratoria para decirnos cómo sentir y gestionar la pérdida. Supongo que, en realidad, a quien llegué a odiar fue a quien me ofreció su particular visión de la historia que Piedras contiene.

Pero Piedras contienen muchas historias. Distintas formas de sufrir por aquello que llamamos amor. Con una característica común:  las que sufren por amor son las mujeres. Y en gran medida es así, aunque no voy a entrar a las raíces de su por qué. El cine lo ha reflejado muy bien. Tanto, que es difícil encontrar ejemplos cinematográficos donde el hombre sufra por amor. Cada vez hay más, por supuesto, pero hasta no hace mucho quienes siendo hombres sufríamos por amor, hemos tenido que adoptar la mirada de la mujer porque no encontrábamos entre los actores ejemplos de lo que sentíamos. Por eso creo que Piedras no sólo era una espejo para las mujeres, sino también para los hombres que sentían de igual manera, aunque a veces tocara ocultarlo. 

Hoy he desempolvado el dvd de Piedras y he vuelto a verla. Pensé que su visionado también desempolvaría algunos fantasmas del pasado y que llegado el momento de la carta volvería esa rabia que sentía hacia Leire. No ha sido así, porque no me he fijado en Leire. Supongo que la identificación con ella era más fácil años atrás cuando tenía su edad. Mi mirada se ha dirigido hacia otro personaje de la película encarnado por Antonia San Juan, Adela. Ese personaje que ha esperado gran parte de su vida para decir "te quiero" y que cuando lo dice se da cuenta de que no es correspondido. Y es que a veces sentimos a diferente niveles y solo puedes conformarte con haber rozado aquello que tanto querías a la espera de que algún día puedas tocarlo no sólo con tus dedos si no con tu mano entera. Pero el tiempo pasa de forma rápida. 

Adela da las gracias por esos momentos en que, aun teniendo miedo, parecía tener lo que tanto tiempo había soñado. No estoy exactamente en la situación de Adela, pero la entiendo o quiero entenderla. Quizás, más bien, busco a alguien que parezca compartir lo que a veces he sentido. O quizás hoy he elegido sentir eso y mañana seré Leire, Isabel o Maricarmen. No sé si el cine nos ayuda a entendernos mejor pero si que genera sentimientos de pertenencia a algo. Nos hace ver que otros se parecen a nosotros, que no somos tan raros, que hay alguien ahí que también nos entiende, y que ha pensado lo mismo que nosotros. Puede que no sea así. Puede que lo queramos ver así porque hay veces que no queremos ser únicos. 

No puedo mirar a Lisboa y decir...lisboa es rara Javier...pero puedo imaginar una tarde soleada junto al mar. El roce de los rayos del sol sobre una piel ajena que te permite recorrerla con tus dedos. Unas palabras repetidas en el aire: tu más...no, pero vale. Y un secuestro emocional por romper para seguir construyendo sueños, aunque estos sigan siendo los mismos de siempre. Qué rabia, porque todo esto es la constatación de que somos más emocionales que racionales y de que volveremos a tropezar en la misma piedra cuantas veces sea necesario puesto que, a veces, aprender resta emoción a lo que te pasa. 

14 de julio de 2015

California: ¡qué bonita eres!



Como ya sabéis por otras redes sociales las semanas anteriores realicé un pequeño viaje por parte de la costa californiana con la compañía de una de las seguidoras de este blog. Durante la travesía pudimos disfrutar de las múltiples posibilidades que California ofrece a sus visitantes. Una tierra muy bella con una enorme diversidad orográfica, vegetal y animal (entre ellos los humanos). En el post de hoy os propongo una serie de recomendaciones que creo que os ayudarán a planificar vuestro viaje a California  y que harán vuestro visita más placentera. 


1) Fuera tópicos. California no responde del todo al tópico de enormes playas, cuerpos esculturales y buena vida. Los vigilantes de la playa hicieron mucho daño en nuestra imagen de la soleada California. Lo primero porque en la costa hace frío. Tienes que bajar más allá de Los Ángeles para que el cuerpo te pida meterte en el agua, aunque ya en Santa Mónica hay gente bañándose junto a su famoso muelle. Las casetillas de los vigilantes son reales aunque más pequeñitas y de un color azulado. Si venís en verano traeros algo de abrigo para cuando se levante el viento o aparezca la niebla. No hay corrientes de Alaska como a mi me dijeron, hace frío y punto. La mejor época parece ser Septiembre/Octubre. Eso sí, si os metéis hacia el interior hará calor, mucho calor. Hidrataros bien. 

2) Casi todo aquí es caro y muy pocas cosas son gratis. Traeros dinerito sobre todo para el alojamiento y la comida (aunque por oferta de franquicias de comida rápida y barata no será)

2) En California se necesita coche. El motivo: hará vuestra vida más fácil a la hora de visitar múltiples sitios. No es difícil conseguirlo y existen unas muchas ofertas, sólo hay que buscar un poquito. Además, todos los coches son automáticos y harán vuestra estancia más sencilla en ciudades como San Francisco (aunque yo no conduciría aquí porque el transporte público está bien y es una ciudad muy disfrutable andando, cuando no vas por sus calles empinadas) y en Los Ángeles (donde llegas a odiar el tráfico).

2) San Francisco es un must. Debéis ir sí o sí. Yo me quedaría allí una temporada. Aunque claro, tendría que ganar unos 3000 dólares al mes. De todas las ciudades que he visitado en mi vida me quedo con esta. No sé describir la sensación que me produce pero es estupenda. Por aquí me dicen que a los Europeos nos gusta mucho porque nos recuerda una ciudad europea. Yo creo que en realidad tiene que ver con la cantidad de parques, los múltiples ambientes de la ciudad y que la gente está más dispuesta hacia la vida en el exterior. Eso sí, hace frío, para que nos vamos a engañar. 

3) Yosemite: si os gusta la naturaleza podéis hacer un cambio de la ciudad a un parque nacional que es maravilloso. Evitad los fines de semana. La entrada al parque son 30 dólares (básicamente por aparcar) pero podéis volver varios días. Podéis hacer hiking, climbing y actividades acuáticas. El Yosemite Village es un poco parque temático pero el parque realmente merece la pena. Podéis alojaros en moteles a unos 30 kilómetros del parque ya que son más baratos. Nosotros estuvimos en el Yosemite Bug. Un sitio distinto y una experiencia que hay que vivir. 

4) Halfmoon Bay y Año Nuevo State Park: de regreso a la costa no podéis dejar pasar esta zona. Eso sí, si os queréis alojar en Halfmoon Bay preparad dinerito. Caro, caro, caro. En Año Nuevo State Park podréis ver Elefantes Marinos (aunque no durante el verano). 

5) Big Sur: la mayoría de las playas californianas (hacia el norte) son de difícil acceso y el baño es peligroso pero las vistas son impresionantes y se pueden divisar ballenas. Nosotros vimos una. Bueno, la intuimos por los chorros de aire que emergían a la superficie. No es una zona para quedarse pero hay que visitarla. El Julia Pfeiffer State Park es un must también. Podéis aparcar ilegalmente en la carretera y estar expuestos a un atropello o pagar 10 dólares por aparcar e ir más tranquilos a visitar una de las pocas cascadas costeras. 

6) La niebla: si hay niebla yo os diría que, por unos minutos, os desviéis de la costa y tratéis de ganar altitud. Desde arriba, donde os volveréis a topar con el sol podréis observar el mar de niebla que se extiende hacia muy adentro. Una de las cosas más espectaculares que he visto.

7) Monterey y Carmel: ciudades muy pequeñitas pero con su encanto. Nos gustó sobre todo Carmel. Allí hay pasta y sus calles con casitas estilo "Hamsel y Gretel" son una maravilla. Una playa preciosa con arena blanca que a nosotros nos pillo con niebla. La misión de Carmel es agradable de visitar. 

8) San Simeon y Piedras Blancas: En piedras blancas podréis ver algunos elefantes marinos incluso en verano. Durante esta época no se aparean y por tanto no luchan pero verlos moverse en la playa o durmiendo la siesta no deja de ser espectacular. Las vistas de las playas también merecen mucho la pena. 

9) San Luis Obispo: los habitantes de esta ciudad dicen que son los más felices de Estados Unidos. Lo que se ve es que allí también hay dinero y quizás por ello puedan permitirse una vida más placentera, pero hay de todo. La verdad es que su downtown (centro) es muy agradable y se pueden comprar cosas bonitas o disfrutar de buenos restaurantes. En sus playas, alejadas de la ciudad, vimos una comunidad de pelícanos impresionante. Nunca había visto un pelícano tan cerca y menos tantos juntos. La naturaleza es maravillosa. 

10) Santa Bárbara: a medida que te acercas a Los Ángeles las playas recuerdan más a lo que nosotros conocemos en España como playas de uso masivo. Para mí, la costa pierde interés en este punto. De hecho la ciudad de Santa Barbará no me impresionó nada. Un muelle agradable para pasear, lleno de gente, y a lo lejos grandes mansiones. Nada del otro mundo. 

11) Camarillo: no está en las rutas pero nosotros hicimos noche allí y resultó ser una de las estancias más placenteras. Bonitos recuerdos nos traemos de Camarillo. 

12) Los Ángeles: sentimientos contradictorios con esta ciudad. El tráfico me consumió, la verdad. Tardar una hora y veinte minutos para recordar una distancia de 21 km fue demasiado. Reconozco que el downtown me gustó más de lo que esperaba y que su Little Tokio es muy agradable pero no sé si volvería. Santa Mónica y Venice Beach responde a nuestra idea de California pero no tenían ningún elemento especial. Visitamos el Getty Museum pero es una pena que sorprenda más el edificio que el contenido del museo. Ni siquiera la vista de la ciudad desde el Griffith Observatory sorprende del todo. Y Hollywood Blv muy guarro. Todas las ciudades turísticas orientadas hacia el mar incluyen su propio Benidorm, cutre aunque muy humano. 

Está claro que podéis seguir hacia abajo y alcanzar la adorada San Diego. Cuando yo estuve no me dijo nada pero aquí les gustan sus playas, como a nosotros las de Valencia. Me pierdo el norte de California pasado San Francisco que alberga bosques de Redwoods y que creo que son maravillosos. Ahora toca volver a trabajar y cerrar cosas en Davis, os seguiré contando. 


17 de junio de 2015

Ginger boy


Hacia las 12:00 de la mañana, Ethan, se sentaba junto a uno de los tres redwood situados en el centro del parque cercano a su universidad. Pelirrojo, blanco y muy delgado, Ethan había sufrido las burlas y humillaciones de sus compañeros durante todos los años de educación primaria y secundaria. Pensar que todo sería diferente cuando saliera del pequeño pueblo en el que vivía para ir a la universidad le había ayudado a sobrellevar la agresiones físicas y psicológicas a las que era sometido. Pero la universidad no había sido diferente. Los pocos amigos que había hecho en clase lo rechazaban ahora para no ser también objeto de burlas. Por eso, cada día, compraba algo de comer y se escondía a la sombra de aquel gran redwood. Allí daba de comer a lar ardillas que bajaban olisqueando su comida. Muchas veces se había quedado sin comer al entregar todo aquel manjar a esas pequeñas criaturas glotonas. Sin embargo, la compañía de las ardillas aliviaba su sensación de vacío y la soledad que tanto le atormentaba. Las ardillas eran cada día más numerosas y su timidez era cada vez menor. El sabor de la comida basura las volvía locas. Los azucares de las salsas y el pan parecían hacerlas cada vez más agresivas. Sin embargo, Ethan disfrutaba de su compañía. Soñaba despierto con la posibilidad de ejercer algún control sobre ellas. Quería convertirse en el flautista que las conduciría hasta su agresores y ejecutar una venganza sangrienta contra aquellos que se habían burlado de él en el pasado y en el presente. Le gustaba llamarse a sí mismo "el señor de las ardillas". Hoy, 30 ardillas rodeaban a Ethan. Él imaginaba como sería lanzar a aquellos seres contras sus abusadores. Pensaba en lo que podrían hacer con sus pequeñas garras y sus dientes afilados por las piñas de los árboles. Lo que Ethan no sabía es que las ardillas le miraban a él con otros ojos. Los ojos hambrientos de quienes parecen querer saciar una larga hambre. El error de Ethan fue creer que embadurnar sus manos de salsa barbacoa le ayudaría a ejercer algún tipo de poder contra sus amigos roedores. Un alarido se escuchó en el campus. Algunas personas volvieron sus rostros buscando la procedencia de aquel grito. Al no ver nada volvieron su mirada hacia los nachos, las hamburguesas o los sandwiches que los tendrían ocupados al menos 15 minutos de aquel ajetreado día. 

16 de junio de 2015

Davis: Top 5


Tengo un poco abandonado el pequeño diario dentro del blog pero a veces llego tan cansado a casa que no encuentro el momento para ponerme a escribir. No obstante quería contaros alguna de las cosas que están gustando de mi estancia por tierras californianas a modo de top 5.

1) Biking: ya os lo comenté en el primer post relacionado con este viaje pero realmente estoy disfrutando mucho de la posibilidad de moverme con la bici a todos lados. Davis es muy llano y también pequeño por lo que es fácil llegar a cualquier sitio en 15-20 minutos sin la necesidad de buscar aparcamiento. Me maravilla, sobre todo, la conciencia de esta ciudad en relación a la bicicleta. Hay aparcamientos de bicis en todos lados y todas las calles tienen un carril señalizado. Además, la actitud de los habitantes hacia los ciclistas es estupenda y los coches siempre procuran cederte el paso. Las posibilidades no sólo se limitan a circular por la ciudad sino que hay circuitos a ciudades cercanas debidamente señalizados que posibilitan desplazarse disfrutando de un paisaje llano entre campos plantados de maíz, tomates, apio y nueces, muchas nueces. Las famosas nueces de California. Gracias a esta posibilidad, el sábado pasado pude acercarme a Winters, un pequeño pueblecito donde ver a otros ciclistas y tomar un buen iced latte mientras descansas de la hora y cuarto de recorrido en bici (creo que es la primera vez que estoy tanto tiempo subido en una bici, sobre todo teniendo en cuenta que después hay que volver). Os pongo unas fotillos por aquí para que podáis ver algo de Winters y haceros una idea.




 2) Iced Latte: vale, no es que solo se pueda encontrar aquí en Davis y muchos pensaréis que es una guarreria, pero se ha convertido en una necesidad. Yo también pensaba que era una guarrería, sobre todo por poner hielo en la leche, pero desde que un iced latte sació mi sed en un caluroso día en Sacramento, ya no puedo dejar de tomarlo y a mi vuelta tendré que hacérmelo yo mismo porque en Cuenca no hay iced latte en cantidades. 

3) El campus universitario es como una pequeña ciudad dentro de Davis y me gusta el modelo de gestión que tienen. Aunque con supervisiones, la cafetería y los restaurantes es gestionada por los propios estudiantes que también gestionan los autobuses urbanos que circulan por la ciudad. Me parece una estupenda idea porque siempre es más fácil quejarse de algo que gestionarlo. 

4) Davis, a pesar de ser pequeñito, cuenta con tres cines. Dos de ellos, de la misma cadena, encargados de las películas comerciales y otros, el Varsity (un antiguo teatro) dedicado al cine más independiente y una verdadera delicia

5) Y no podía faltar: la gente. La verdad es que en general son muy amables y simpáticos. Siempre dispuestos a ayudar. De momento no me he encontrado muchas caras largas (las de algunos europeos pero no señalo que países). La verdad es que Davis es como una pequeña burbuja alejada de los grande bullicios y puede que la tranquilidad que aquí se respira contribuya a ese estado de ánimo (si es lo que te gusta claro). Lo cierto es que no hay muchos actos sociales en esta ciudad y la actividad no es frenética pero los miércoles hay un mercado (farmers' market) donde agricultores locales venden sus productos ecológicos y donde puedes escuchar música mientras disfrutas de algo de comida y bebida. Es tranquilo pero una delicia para despedir el miércoles. 

Seguiremos informando. La semana que viene comienza el road trip y con ello la diversión, los problemas de tráfico, las ciudades grandes, la realidad....y la costa, mucha costa, 

28 de mayo de 2015

The healthy boy


Existe la creencia, al menos mantenida por alguna personas, que como en casa de uno no se come en ningún lado. Por extensión, la casa se convierte en el país cuando abandonas éste y vives una temporada en nueva localización geográfica. Algunas de las frases que refuerzan esta idea podrían ser:  "como el jamón de España ninguno", "la tortilla de patata no sabe igual que en España porque los huevos y las patatas son de peor calidad que en mi pueblo". Puedo llegar a entender este tipo de creencias cuando una preocupadas madres, y también algunos padres, te dicen: "come bien", "cuida lo que comes que allí no hay más que hamburguesas y pizzas". Esta última idea se ve reforzada cuando uno visita los States, aunque debo decir que la conclusión a la que llego aquí es la misma a la que ya llegué en otros países como el Reino Unido: señores, señoras, en todos lados es posible comer bien, sobretodo si tienes la posibilidad de prepararte tu propia comida y comprar lo que te gusta.

Las creencias de las que venimos hablando son fácilmente entendibles si consideramos que la comida puede servir como factor de categorización grupal en la búsqueda de nuestra identidad social. Para la mayoría de nosotros es difícil no iniciar una serie de comparaciones en las que siempre salimos ganando con respecto a otros países, grupos y personas. Se trata de lo que se conoce como favoritismo endogrupal en la búsqueda de un autoconcepto positivo, por el tendemos a ver la realidad de una forma sesgada. Sin embargo, en un mundo cada vez más globalizado, donde las técnicas de cultivo son muy similares (no así las condiciones ambientales) o, mejor, donde se importan productos de otros países, uno puede conseguir casi todo lo que quiera (aunque deba dejarse unos cuántos dólares en el proceso). 

Algo parecido puede ocurrir cuando vemos comer a los otros. Uno puede pensar "yo como mejor que esa otra persona". Ciertamente puede ser así. Sin embargo, no me interesa ahora ese tipo de comparación. Me interesa aquella en la que surgen sentimientos negativos derivados de pensar que el otro está comiendo mejor que nosotros, para el caso que nos ocupa, de una forma más sana. Para concretar, sería esa idea que te viene a la cabeza cuando has ido al McDonalds con tus amigos y te encuentras al típico "aguafiestas" que se ha pedido una ensalada cuando tu te estás metiendo dos BigMac, bien de patatas gajo con salsa barbacoa, unos aros de cebolla, unos nuggets y un helado con caramelo y topping de cacahuetes. Si os ha pasado es normal que en ese caso surja lo que en psicología llamamos disonancia cognitiva, que viene a ser lo que ocurre en tu cabeza cuando te das cuenta de que quizás el consumo calórico para esa noche es un poco ... como diríamos ... excesivo. Entonces pueden surgir pensamientos del tipo: "bueno, por una noche no pasa nada. Mañana como ensalada todo el día", "mañana salgo a correr (eso que no hago hace cinco años) y quemo todo esto". También podemos optar por atacar al "aguafiestas": "¿solo vas a comer eso? así estás tu", "que sepas que el rebozado que llevan los tres trozos de pollo de tu ensalada es peor que comerte esta hamburguesa", y así hasta salvaguardar nuestro apetito hedonista sobre la comida, cuando lo ideal sería que te diese igual lo que come el de al lado.  

Sin embargo, yo no deseo atacar al "aguafiestas". Quiero defenderlo porque a veces me he visto en esa situación. Algo que también me ha ocurrido aquí en los States y que me ha valido la etiqueta de "healthy boy". Lo cierto es que hace ya más de un año que decidí alejarme de ciertos alimentos que considero que no son muy saludables pero que, ante todo, no me ayudan a conseguir un objetivo que persigo y no consigo: coger más volumen. Digamos que de forma ordenada alejada de grasas y, también, esteroides. Aunque no lo consigo si que he conseguido crear un estilo de vida en el que me siento bien, tengo energía, y también salud. No obstante, no por ello pienso que sea la mejor opción o algo que debamos hacer todos. Siempre he creído en la libertad personal y procuro no juzgar. Sin embargo, en ocasiones me veo en la necesidad de dar explicaciones sobre comportamientos que considero saludables como tratar de comer lo mejor posible y no beber alcohol. Es decir, noto que el juicio social es más duro hacia los hábitos saludables que hacia los no saludables cuando debería ser al contrario, sin convertirse en un radical o estar obsesionado por ello. Creo que la culpa de ello la tienen esas comparaciones de las que hablaba antes. Puede que nos sintamos cuestionados por la conducta del otro, pero no porque el otro nos haya dicho nada, sino quizás porque despierta en nosotros nuestra propia contradicción. Pues "take it easy my friend". A veces nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. Ten seguridad y come lo que te apetezca, nadie debe decirte qué tienes que hacer o comer porque además no hay que olvidar que la comida debe ser placentera. Y precisamente por eso debes elegirla tu, estés donde estés y estés con quien estés. Nadie debe decir por ti, sólo que para ello es necesario ser asertivo y estar seguro de uno mismo. Para lo demás, incluso si optas por una dieta saludable, también tendrás las "cheat meals", pues todos en mayor o menor medida somos hedonistas. A cuidarse. 

22 de mayo de 2015

Abreviaturas


Qué bonito es el inglés de academia, con tu libro para hacer los ejercicios, las fichas para rellenar huecos, y los listening con locutores de radio. Todo ordenadito, con sus estructuras, su entonación, su poquito de acento británico o acento americano. Y luego vienes, te pones a escribir mensajes y ¡zas en toda la boca!, te empiezan a aparecer abreviaturas que no conoces, de esas que se necesitan en la vida real y que tienes que aprender para enterarte de lo que te quieren decir y, también, si quieres para utilizarlas tú y parecer que estás en la onda (qué viejuna esta expresión). Por eso hoy os propongo revisar algunas de las abreviaturas que me he encontrado estos días, algunas de ellas las conoceréis, pero quizás otras no, o no todos sus significados, porque también las abreviaturas siguen su evolución.

1) LOL (Laughing out loud), la más antigua que data según he visto por ahí de los 80s, Se utiliza para decir algo así como "riendo a carcajadas" y así te ahorras el jajajajaja que ponemos en nuestros mensajes. No obstante, es utilizada también con otros significados como Lots of love or Lesbian On-Line.  Vosotros sabréis cómo queréis utilizarlo. 

2) NSA (No Strings Attached), que es algo así como "sin condiciones" o "sin lazos que nos unan" y que se utilizan para buscar tema en plan "venga vamos a pasarlo bien pero sin crear un vínculo más allá de la diversión". 

3) SUP (What's up), la expresión de la que surge el nombre de la popular aplicación  (¿qué pasa?) cada vez se reduce más. Para que molestarse en escribir 7 letras cuando puedes hacerlo en 3. Así es la economía señores. 

4) TINA (Crystal meth), no me preguntéis dónde la he visto pero con ella te pueden preguntar si consumes anfetaminas. Supongo que tendrá otras acepciones pero pregunté si se referían al consumo de drogas y me han dicho que sí. Así que con poner en tu mensaje Tina? ya te ahorras un montón de palabrejas. 

Y bueno, aunque el saber no ocupa lugar, ya os iré poniendo otras. Todo sea porque conozcáis el slang de por aquí. Tened un día estupendo XOXO.

18 de mayo de 2015

Davis: Diferencias culturales 1


Como os decía en la anterior entrada del blog, cuando vienes a Estados Unidos no es difícil observar alguna diferencias culturales. Podríamos hablar de la distribución del horario de trabajo, de la vida más o menos orientada hacia el exterior, hacia lo social o lo individual, etc. Sin embargo, hoy quiero hablaros de un tema probablemente irrelevante pero importante por el choque que supone para el españolito de a pie: la conducta de los camareros en un restaurante. Partamos del hecho de que cuando comes en un restaurante, aunque no es obligatorio, es pertinente dejar una propia del 20%. Sí, ya sé que lo sabíais, ya sé que a algunos os escandaliza porque ni siquiera sois capaces de dejar unos céntimos en España, pero aquí debes hacerlo.De hecho, los propios camareros/as tratan de ofrecerte un servicio a la altura de la mejor propina, ya que en ello les va parte de su sueldo. Sin embargo, su conducta servicial y atenta puede resultar algo incómoda. ¿Por qué? Por que pueden estar todo el rato pasando por tu mesa para preguntarte cómo está la comida, si necesitas algo más y, en general, si todo está bien. 

Podríais pensar que soy un exagerado, que está muy bien que no tengas que ir buscando al camarero/a (como a veces tenemos que hacer en España), o que ya que vas a pagarlo que por lo menos se molesten, incluso que está bien que hagan la pelota al cliente. Pero ahora imaginad que estáis teniendo una conversación íntima con alguien (no cuenta la que estéis manteniendo por whatsapp con alguien que no está en la mesa, o sí), estáis compartiendo algún secreto u os encontráis afectados emocionalmente por aquello de lo que estáis hablando, y alguien viene en ese momento cumbre y oyes: "hey guys, how you doing?? (con tonito estridente). Vamos que interrumpen la conversación sin ningún tipo de pudor. Y que conste que no lo hacen a malas, es su costumbre aunque a nosotros pueda resultarnos molesto porque no estamos acostumbrados. 

También ocurre que cuando han visto que sobre tu plato no hay comida se acercan rápidamente con la cuenta. Y es aquí, amigos/as, no hay sobremesa. Todo el mundo va corriendo a todos lados, al menos es la impresión que me da. Time is money. De hecho, no estoy seguro que el concepto sobremesa exista en inglés. He encontrado que lo nombran dessert (postre), pero es solo eso "el postre", no llegan hasta el punto de tomar café, copa, recopa y puro. Feliz comienzo de semana.

14 de mayo de 2015

The journey so far



Llegar a Davis no fue fácil. Al menos no con un billete de economy class que primero te llevaba a Amsterdam, desde allí a Seattle, luego a Sacramento y, posteriormente, cógete un shuttle para Davis. Pero todo viaje tiene su parte tediosa y no sólo por las horas de avión (me dio tiempo a ver cuatro películas, a saber: Still Alice (estupenda), El libro de la vida (un poco rollo), El Hobbit 3 (Peter, deja ya de alargar los libros) y el Proyecto Almanac (niños de qué vais), y eso que me dormí un rato), también porque en Amsterdam casi me devuelven a Madrid después de un pequeño interrogatorio y de decirme que mi visado era de 90 días y yo había comprado billetes para un plazo de 93 (vale, no me di cuenta, error mío). Solucionado el problema uno tiene que afrontar las preguntas sobre qué has venido a hacer a los Estados Unidos, y la no menos terrible "si estudias psicología, ¿puedes leer mi mente?" (prometo que fue así pero en inglés) y ya estás en los States. 

Y entonces se produce un pequeño choque cultural porque sí, aunque España es cada vez más individualista, diferencias hay y muchas. Una clara es el idioma porque una cosa es conocerlo y otra hablarlo sobre el terreno y más en la universidad. Y otra cuando vas al supermercado y hay 30 clases de pan (todas con bien de azúcar añadido para que sepa a algo), 80 de fiambres de pavo (todas ella con sabores) y nada de lo que encuentras se parece a la marca Hacendado (ayss qué mal acostumbrado me tiene el Mercadona). Lo bueno de California es que es una tierra tan fértil que aquí crece de todo y encuentras frutas y verduras de todo tipo, muchas de ellas orgánicas, pero a precio de oro. Por todo ello calculo que tardaré en adaptarme unos 2 meses, sin llegar a conocer el slam propio de la zona. Vamos que cuando me vaya es cuando mejor me sentiré. 

Por lo demás puedo deciros que Davis es una ciudad muy tranquila, una Cuenca californiana algo más extensa en terreno pero con una población bastante similar. De hecho la mitad de la población es universitaria (contando estudiantes y trabajadores en UCDavis). Eso sí, su campus es enorme y multiétnico, aunque aquí todo es múltiétnico. Y como Davis es una ciudad "super green" que apuesta por la sostenibilidad (California es el primer estado en prohibir las bolsas de plástico aunque curiosamente pueden comprarse en el supermercado con un mensaje en plan "Al comprar esta bolsa has decidido cargarte el planeta), pues puedes ir en bici a todos lados. Y esto es lo que más me gusta. No es que antes haya ido en bici (Cuenca tiene muchas cuestas y aquí todo es plano), pero rozar el atardecer con las llantas de la bici es una de las cosas más estupendas que se pueden hacer aquí, porque huele a verano y a niñez y porque los que vamos en bici tenemos prioridad sobre todas las cosas, incluido el estrés dejado atrás. Y nada más de momento. Solo la extraña sensación de que ahora, mientras que vosotros comenzáis a despertaros, yo me voy a la cama, todavía con la sensación de que ya hace horas debería estar durmiendo. Buen día. 

10 de enero de 2015

Sesiones de cineclub: Os fenómenos


Puede que haya quien piense que la película de Alfonso Zarauza es una mera copia de la realidad. Un corta y pega de frases que durante años hemos oído a nuestro alrededor: "invierte en un piso", "estar de alquiler es tirar el dinero". Sin embargo, más que un conjunto de pedazos de una realidad cercana, un testimonio claro de lo que pasó (de lo que todavía nos pasa), la película sirve como recordatorio de aquello que puede volver a repetirse. Un ejercicio necesario en nuestro cine y una pieza de ficción que puede servir de actividad pedagógica para hablar de aquella generación amamantada por el ladrillo. Por la película pasean obreros, constructores, banqueros y, también, aquellos cuya ilusión (fomentada desde el exterior) era tener una casa o piso propio, dentro de un juego pernicioso como lo fue la burbuja inmobiliaria que lo envolvió todo. Pero Os fenómenos nos habla de más cosas, entre otras, de las limitaciones autoimpustas y de nuestra falta de libertad a la hora de tomar decisiones (más aún cuando nos hemos dejado atrapar en el juego que antes he comentado), de los roles de género, de mujeres sin miedo o la mediocridad de algunos hombres. Y a través de una sobresaliente Lola Dueñas, nos habla de nuestra naturaleza, de esa tendencia muy nuestra a elegir lo que nos nos conviene, lo que nos hará daña a largo plazo, probablemente porque representa algún tipo de desafío, la ruptura de reglas, la novedad. Algo de ambos géneros. Pero no, no se trata de un ejemplo de alguien que escapó del yugo bancario en forma de hipoteca. La película nos habla de alguien que dejó escapar la posibilidad de ser feliz con algo cercano, sencillo, porque a veces lo complicado parece un bocado más apetitoso. Sin embargo, lo exótico (te lo digo al odio) encierra sus propios venenos. 

7 de septiembre de 2014

La revolución sexual


El pasado mes de Agosto unos amigos me preguntaban si no existían investigaciones sobre nuestra conducta dentro de las apps de contactos. Yo aseguré que sí, aunque no había leído nada sobre ello. Imaginaba que, dado que existen estudios sobre los nicknames que utilizamos en las redes o el uso que damos a los emoticones, también  alguien habría indagado sobre nuestra conducta social en las aplicaciones para ligar (lo que en inglés llaman las geosocial networking applications). En aquel momento no indagué sobre ello y el interrogante sobre ese tipo de estudios se perdió en la memoria. 

La semana pasada recibí la visita de un estudiante italiano al que supervisaré un trabajo sobre homosexualidad y autolesiones. Me explicaba que la muestra será la misma que un estudio precedente en el que se contactó vía Internet con una población homosexual asegurando así un acceso más fácil a este colectivo. Aquello me hizo pensar en la conversación mantenida en Agosto y me lancé a buscar en el google académico. Si en su motor de búsqueda pones Grindr, una de las aplicaciones más utilizadas a nivel internacional, aparecen ya numerosos estudios. Lo curioso es que el Grindr no es todavía muy utilizado como un contexto para analizar distintos tipos de comportamiento si no como un método para conseguir muestra para estudios epidemiológicos o, muy interesante, cómo un mecanismo para la prevención. 

Por ejemplo, Jonathon Rendina et al. (Patterns of Lifetime and Recent HIV Testing Among Men Who Have Sex with Men in New York City Who Use Grindr, AIDS and Behavior, 2014, 18 (1), 41-49) hicieron una encuesta de 1,351 HSH (Hombres que tienen sexo con otros hombres) en la cuidad de Nueva York reclutados por Grindr. En esta encuesta analizaron indicadores para poder entender lo que influye que alguien se haya hecho la prueba para el VIH en algún momento puntual de su vida y/o durante el año pasado. La investigación demostró que 1 de cada 10 hombres de Nueva York usan Grindr y 1 de cada 5 en edades comprendidas entre 18 y 24 años, nunca se habían hecho la prueba para el VIH en su vida. Concluyen que usando las infraestructuras existentes y la popularidad de las tecnologías móviles como Grindr para identificar a hombres y proporcionarles información sobre la prueba del VIH, puede servir para desarrollar una estrategia eficaz para la prevención del VIH.

Sin embargo, mi intención era encontrar un estudio que analizará la conducta social (motivaciones de quienes utilizan esas aplicaciones; identidad sexual de quienes las utilizan, expectativas de su uso, etc.). En ese sentido, el terreno parece estar todavía poco explorado. De hecho, me topé con una investigación (Grov, Brelow, Newcomb, Rosenberger, & Bauermeister (2014). Gay and bisexual men's use of the Internet: Research from the 1990s through 2013. Journal of sex research, 57(4), 390-409) que concluye que las investigaciones sobre este tipo de aplicaciones es muy escasa y apuntan que será un campo muy fértil en los próximos años para entender nuestra conducta sexual. En su estudio hacen un estupendo y concienzudo repaso sobre el uso que gays y bisexuales hacen de Internet con propósitos sexuales (búsqueda de información sobre salud sexual, citas, cibersexo, búsqueda de sexo, pornografía y prostitución). A tenor de ello, muchos coincidiremos en que la auténtica revolución sexual la ha provocado Internet y su creciente sofisticación. Imaginad a una persona homosexual en una pequeña población alejada de una gran ciudad donde las actitudes son todavía, digamos, conservadoras. Imaginad también que Internet ha llegado allí y todo lo que le ofrece. No sólo pornografía, también encontrar a gente que pasa por un proceso similar, alguien con quien hablar, compartir y por qué no experimentar. Internet ha facilitado eso y muchas más cosas, cada vez más rápido (no hablaremos aquí de lo malo) desde aquellos primeros modem con aquel horrible sonido de conexión hasta el móviles de última generación. No obstante, tal y como los autores de este artículo concluyen, la revolución ha sido tal que cuando desde la investigación entendamos como las personas utilizan este tipo de apps, es posible que una nueva tecnología haya reemplazado estas aplicaciones y tengamos que volver a empezar. Venga, a investigar.