28 de mayo de 2015

The healthy boy


Existe la creencia, al menos mantenida por alguna personas, que como en casa de uno no se come en ningún lado. Por extensión, la casa se convierte en el país cuando abandonas éste y vives una temporada en nueva localización geográfica. Algunas de las frases que refuerzan esta idea podrían ser:  "como el jamón de España ninguno", "la tortilla de patata no sabe igual que en España porque los huevos y las patatas son de peor calidad que en mi pueblo". Puedo llegar a entender este tipo de creencias cuando una preocupadas madres, y también algunos padres, te dicen: "come bien", "cuida lo que comes que allí no hay más que hamburguesas y pizzas". Esta última idea se ve reforzada cuando uno visita los States, aunque debo decir que la conclusión a la que llego aquí es la misma a la que ya llegué en otros países como el Reino Unido: señores, señoras, en todos lados es posible comer bien, sobretodo si tienes la posibilidad de prepararte tu propia comida y comprar lo que te gusta.

Las creencias de las que venimos hablando son fácilmente entendibles si consideramos que la comida puede servir como factor de categorización grupal en la búsqueda de nuestra identidad social. Para la mayoría de nosotros es difícil no iniciar una serie de comparaciones en las que siempre salimos ganando con respecto a otros países, grupos y personas. Se trata de lo que se conoce como favoritismo endogrupal en la búsqueda de un autoconcepto positivo, por el tendemos a ver la realidad de una forma sesgada. Sin embargo, en un mundo cada vez más globalizado, donde las técnicas de cultivo son muy similares (no así las condiciones ambientales) o, mejor, donde se importan productos de otros países, uno puede conseguir casi todo lo que quiera (aunque deba dejarse unos cuántos dólares en el proceso). 

Algo parecido puede ocurrir cuando vemos comer a los otros. Uno puede pensar "yo como mejor que esa otra persona". Ciertamente puede ser así. Sin embargo, no me interesa ahora ese tipo de comparación. Me interesa aquella en la que surgen sentimientos negativos derivados de pensar que el otro está comiendo mejor que nosotros, para el caso que nos ocupa, de una forma más sana. Para concretar, sería esa idea que te viene a la cabeza cuando has ido al McDonalds con tus amigos y te encuentras al típico "aguafiestas" que se ha pedido una ensalada cuando tu te estás metiendo dos BigMac, bien de patatas gajo con salsa barbacoa, unos aros de cebolla, unos nuggets y un helado con caramelo y topping de cacahuetes. Si os ha pasado es normal que en ese caso surja lo que en psicología llamamos disonancia cognitiva, que viene a ser lo que ocurre en tu cabeza cuando te das cuenta de que quizás el consumo calórico para esa noche es un poco ... como diríamos ... excesivo. Entonces pueden surgir pensamientos del tipo: "bueno, por una noche no pasa nada. Mañana como ensalada todo el día", "mañana salgo a correr (eso que no hago hace cinco años) y quemo todo esto". También podemos optar por atacar al "aguafiestas": "¿solo vas a comer eso? así estás tu", "que sepas que el rebozado que llevan los tres trozos de pollo de tu ensalada es peor que comerte esta hamburguesa", y así hasta salvaguardar nuestro apetito hedonista sobre la comida, cuando lo ideal sería que te diese igual lo que come el de al lado.  

Sin embargo, yo no deseo atacar al "aguafiestas". Quiero defenderlo porque a veces me he visto en esa situación. Algo que también me ha ocurrido aquí en los States y que me ha valido la etiqueta de "healthy boy". Lo cierto es que hace ya más de un año que decidí alejarme de ciertos alimentos que considero que no son muy saludables pero que, ante todo, no me ayudan a conseguir un objetivo que persigo y no consigo: coger más volumen. Digamos que de forma ordenada alejada de grasas y, también, esteroides. Aunque no lo consigo si que he conseguido crear un estilo de vida en el que me siento bien, tengo energía, y también salud. No obstante, no por ello pienso que sea la mejor opción o algo que debamos hacer todos. Siempre he creído en la libertad personal y procuro no juzgar. Sin embargo, en ocasiones me veo en la necesidad de dar explicaciones sobre comportamientos que considero saludables como tratar de comer lo mejor posible y no beber alcohol. Es decir, noto que el juicio social es más duro hacia los hábitos saludables que hacia los no saludables cuando debería ser al contrario, sin convertirse en un radical o estar obsesionado por ello. Creo que la culpa de ello la tienen esas comparaciones de las que hablaba antes. Puede que nos sintamos cuestionados por la conducta del otro, pero no porque el otro nos haya dicho nada, sino quizás porque despierta en nosotros nuestra propia contradicción. Pues "take it easy my friend". A veces nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. Ten seguridad y come lo que te apetezca, nadie debe decirte qué tienes que hacer o comer porque además no hay que olvidar que la comida debe ser placentera. Y precisamente por eso debes elegirla tu, estés donde estés y estés con quien estés. Nadie debe decir por ti, sólo que para ello es necesario ser asertivo y estar seguro de uno mismo. Para lo demás, incluso si optas por una dieta saludable, también tendrás las "cheat meals", pues todos en mayor o menor medida somos hedonistas. A cuidarse. 

22 de mayo de 2015

Abreviaturas


Qué bonito es el inglés de academia, con tu libro para hacer los ejercicios, las fichas para rellenar huecos, y los listening con locutores de radio. Todo ordenadito, con sus estructuras, su entonación, su poquito de acento británico o acento americano. Y luego vienes, te pones a escribir mensajes y ¡zas en toda la boca!, te empiezan a aparecer abreviaturas que no conoces, de esas que se necesitan en la vida real y que tienes que aprender para enterarte de lo que te quieren decir y, también, si quieres para utilizarlas tú y parecer que estás en la onda (qué viejuna esta expresión). Por eso hoy os propongo revisar algunas de las abreviaturas que me he encontrado estos días, algunas de ellas las conoceréis, pero quizás otras no, o no todos sus significados, porque también las abreviaturas siguen su evolución.

1) LOL (Laughing out loud), la más antigua que data según he visto por ahí de los 80s, Se utiliza para decir algo así como "riendo a carcajadas" y así te ahorras el jajajajaja que ponemos en nuestros mensajes. No obstante, es utilizada también con otros significados como Lots of love or Lesbian On-Line.  Vosotros sabréis cómo queréis utilizarlo. 

2) NSA (No Strings Attached), que es algo así como "sin condiciones" o "sin lazos que nos unan" y que se utilizan para buscar tema en plan "venga vamos a pasarlo bien pero sin crear un vínculo más allá de la diversión". 

3) SUP (What's up), la expresión de la que surge el nombre de la popular aplicación  (¿qué pasa?) cada vez se reduce más. Para que molestarse en escribir 7 letras cuando puedes hacerlo en 3. Así es la economía señores. 

4) TINA (Crystal meth), no me preguntéis dónde la he visto pero con ella te pueden preguntar si consumes anfetaminas. Supongo que tendrá otras acepciones pero pregunté si se referían al consumo de drogas y me han dicho que sí. Así que con poner en tu mensaje Tina? ya te ahorras un montón de palabrejas. 

Y bueno, aunque el saber no ocupa lugar, ya os iré poniendo otras. Todo sea porque conozcáis el slang de por aquí. Tened un día estupendo XOXO.

18 de mayo de 2015

Davis: Diferencias culturales 1


Como os decía en la anterior entrada del blog, cuando vienes a Estados Unidos no es difícil observar alguna diferencias culturales. Podríamos hablar de la distribución del horario de trabajo, de la vida más o menos orientada hacia el exterior, hacia lo social o lo individual, etc. Sin embargo, hoy quiero hablaros de un tema probablemente irrelevante pero importante por el choque que supone para el españolito de a pie: la conducta de los camareros en un restaurante. Partamos del hecho de que cuando comes en un restaurante, aunque no es obligatorio, es pertinente dejar una propia del 20%. Sí, ya sé que lo sabíais, ya sé que a algunos os escandaliza porque ni siquiera sois capaces de dejar unos céntimos en España, pero aquí debes hacerlo.De hecho, los propios camareros/as tratan de ofrecerte un servicio a la altura de la mejor propina, ya que en ello les va parte de su sueldo. Sin embargo, su conducta servicial y atenta puede resultar algo incómoda. ¿Por qué? Por que pueden estar todo el rato pasando por tu mesa para preguntarte cómo está la comida, si necesitas algo más y, en general, si todo está bien. 

Podríais pensar que soy un exagerado, que está muy bien que no tengas que ir buscando al camarero/a (como a veces tenemos que hacer en España), o que ya que vas a pagarlo que por lo menos se molesten, incluso que está bien que hagan la pelota al cliente. Pero ahora imaginad que estáis teniendo una conversación íntima con alguien (no cuenta la que estéis manteniendo por whatsapp con alguien que no está en la mesa, o sí), estáis compartiendo algún secreto u os encontráis afectados emocionalmente por aquello de lo que estáis hablando, y alguien viene en ese momento cumbre y oyes: "hey guys, how you doing?? (con tonito estridente). Vamos que interrumpen la conversación sin ningún tipo de pudor. Y que conste que no lo hacen a malas, es su costumbre aunque a nosotros pueda resultarnos molesto porque no estamos acostumbrados. 

También ocurre que cuando han visto que sobre tu plato no hay comida se acercan rápidamente con la cuenta. Y es aquí, amigos/as, no hay sobremesa. Todo el mundo va corriendo a todos lados, al menos es la impresión que me da. Time is money. De hecho, no estoy seguro que el concepto sobremesa exista en inglés. He encontrado que lo nombran dessert (postre), pero es solo eso "el postre", no llegan hasta el punto de tomar café, copa, recopa y puro. Feliz comienzo de semana.

14 de mayo de 2015

The journey so far



Llegar a Davis no fue fácil. Al menos no con un billete de economy class que primero te llevaba a Amsterdam, desde allí a Seattle, luego a Sacramento y, posteriormente, cógete un shuttle para Davis. Pero todo viaje tiene su parte tediosa y no sólo por las horas de avión (me dio tiempo a ver cuatro películas, a saber: Still Alice (estupenda), El libro de la vida (un poco rollo), El Hobbit 3 (Peter, deja ya de alargar los libros) y el Proyecto Almanac (niños de qué vais), y eso que me dormí un rato), también porque en Amsterdam casi me devuelven a Madrid después de un pequeño interrogatorio y de decirme que mi visado era de 90 días y yo había comprado billetes para un plazo de 93 (vale, no me di cuenta, error mío). Solucionado el problema uno tiene que afrontar las preguntas sobre qué has venido a hacer a los Estados Unidos, y la no menos terrible "si estudias psicología, ¿puedes leer mi mente?" (prometo que fue así pero en inglés) y ya estás en los States. 

Y entonces se produce un pequeño choque cultural porque sí, aunque España es cada vez más individualista, diferencias hay y muchas. Una clara es el idioma porque una cosa es conocerlo y otra hablarlo sobre el terreno y más en la universidad. Y otra cuando vas al supermercado y hay 30 clases de pan (todas con bien de azúcar añadido para que sepa a algo), 80 de fiambres de pavo (todas ella con sabores) y nada de lo que encuentras se parece a la marca Hacendado (ayss qué mal acostumbrado me tiene el Mercadona). Lo bueno de California es que es una tierra tan fértil que aquí crece de todo y encuentras frutas y verduras de todo tipo, muchas de ellas orgánicas, pero a precio de oro. Por todo ello calculo que tardaré en adaptarme unos 2 meses, sin llegar a conocer el slam propio de la zona. Vamos que cuando me vaya es cuando mejor me sentiré. 

Por lo demás puedo deciros que Davis es una ciudad muy tranquila, una Cuenca californiana algo más extensa en terreno pero con una población bastante similar. De hecho la mitad de la población es universitaria (contando estudiantes y trabajadores en UCDavis). Eso sí, su campus es enorme y multiétnico, aunque aquí todo es múltiétnico. Y como Davis es una ciudad "super green" que apuesta por la sostenibilidad (California es el primer estado en prohibir las bolsas de plástico aunque curiosamente pueden comprarse en el supermercado con un mensaje en plan "Al comprar esta bolsa has decidido cargarte el planeta), pues puedes ir en bici a todos lados. Y esto es lo que más me gusta. No es que antes haya ido en bici (Cuenca tiene muchas cuestas y aquí todo es plano), pero rozar el atardecer con las llantas de la bici es una de las cosas más estupendas que se pueden hacer aquí, porque huele a verano y a niñez y porque los que vamos en bici tenemos prioridad sobre todas las cosas, incluido el estrés dejado atrás. Y nada más de momento. Solo la extraña sensación de que ahora, mientras que vosotros comenzáis a despertaros, yo me voy a la cama, todavía con la sensación de que ya hace horas debería estar durmiendo. Buen día.