
Buscando en el diccionario la palabra “cabrón” encuentro que todos estos años he estado equivocado acerca de su significado. De acuerdo con el diccionario se refiere al “macho de la cabra o al marido que consiente el adulterio de su mujer”. Desde mi modesta opinión, creo que habría que corregir este último significado. En primer lugar, si mantenemos lo que el diccionario nos dice, sería conveniente comenzar a hablar de cualquier hombre que, siendo su cónyuge una mujer o un hombre, lleva más cuernos que el padre de bambi (que no digo yo que la madre de bambi sea un “puta”, era un ejemplo). En relación a este ejemplo, en segundo lugar, habría que revisar la delicada dureza que contiene la palabra cabrón frente a la palabra puta, ya que cabrón es el que hace cabronadas y puta la que hace putadas. No me negaréis que no es lo mismo decir “que putada me han hecho” que “que cabronada me han hecho”. Vamos en este último caso la gente se ríe de ti. La mujer siempre ha tenido las de perder. Por último, habría que eliminar el verbo “consentir” porque uno podría pensar que, conocido el adulterio, la mejor opción es matar al cónyuge antes que consentir. Claro, si no consientes no serás un cabrón. Ahora bien, aviso a navegantes: la falta de consentimiento ante un asunto de esta naturaleza no debe llevarnos irremediablemente al asesinato, a no ser que en estos tiempos de crisis queramos habitación y comida gratis para los próximos años. Un “adiós guapa o guapo, ahí te quedas”, también es válido. De todas maneras, a estas alturas os preguntaréis, como yo lo hago, ¿cómo llamamos al tío que comete adulterio, si el cabrón es el que lo consiente? Seguro que una mujer es puta tanto si lo comete como si lo consiente. ¿Y el hombre? Para mí, desde luego es un cabrón como la copa de un pino.
Sin embargo, el significado de cabrón en el que estoy interesado es el que define a su significante como “el hombre pusilánime y cobarde que te juega una mala pasada”. Cabrones, por tanto, hay muchos. Todos nosotros/as hemos conocido algunos y, ya es hora de añadirlo, también algunas. Si hay miembros y miembras, digo yo que habrá cabrones y cabronas. Fijaros que “putos” no suena bien. El caso es que llevo unos años relacionándome con un cabrón, vamos, si hubiera un rey de los cabrones sería éste y, estoy seguro, que le encantaría ostentar dicho estatus (puestos a ser un cabrón preferirá ser el más cabrón aunque sólo sea un mediocre). Este cabrón juega al poli bueno, salvaguardando su imagen mientras que deteriora la mía. Esto me preocupa medianamente pero ahora que le estoy dando vueltas, puede que el cabrón sea yo ya que durante todos estos años he consentido sus cabronadas. Puesto que ando liado con el significado del significante “cabrón”, he barajado distintas posibilidades para dejar de ser un cabrón, si es que lo soy. Puedo matarlo (aunque me da pereza), puedo decirle “adiós, ahí te quedas” (¡no me da la gana!), o puedo instalar una micro cámara en cierto lugar que grabe el trasiego que últimamente le acompaña durante las tardes de verano. Ahora que lo pienso, ¿es su mujer una cabrona? En todo caso, ¡vaya putada!