15 de septiembre de 2008

El ilusionista




Despierta. Imponiéndose a su propia pereza consigue abrir los ojos. Casi no hay luz en la habitación, pero el ritual matutino no requiere de claridad. Su mano derecha, pegada a la cadera, comienza a describir un arco hacia arriba. En su movimiento va acariciando la sabana fría. Fría porque su cuerpo no se ha movido, como cada noche, del lado izquierdo en el que acostumbra a dormir. Caminando hacia la almohada, sus dedos dibujan la silueta de un cuerpo. Es fácil, pues hubo un tiempo en que ese cuerpo era real, en que su mano pudo sentir la electricidad de su piel. ¿Era real? Quizás ese cuerpo no deja de ser uno de los múltiples castillos de aire construidos en la oscuridad de la noche. No está seguro. Acaba de despojarse de las garras del sueño. En todo caso, imagina cómo sería despertarse con él cada mañana, fundir sus cuerpos y compartir su cotidianeidad.
Mientras piensa en ello, su mano ha realizado el recorrido hasta la almohada, abarcando todo el espacio ahora vacío. Incorporándose, escucha susurros que hablan de descubrimiento y recuerdan momentos de sincronicidad. Sus pies tocan el suelo helado ante la llegada del otoño, y las imágenes del verano recorren una vez más su memoria. ¿Fue todo una ilusión? Piensa que quizás el dolor le había jugado una mala pasada y creó un espejismo para hacer llevadera, no la soledad, pero si la sensación de estar sólo en un lugar donde había compartido sus sueños, sus ilusiones…toda una vida, con independencia del tiempo que ésta abarcó.
¿Por qué crear esa ilusión cuando, sin duda, podría tener algo real? ¿Por qué introducirla en ese momento? No conseguía entenderlo y comenzaba a creer en la existencia de lo irreal a través de esa ilusión.
Mientras prepara un café con el que calentar su cuerpo, recuerda al viejo mago que, durante las fiestas de su pueblo, hacia desaparecer un conejo en la chistera. En ese momento vuelve a oír las palabras de su padre: “un buen mago hace creer en los sueños, convierte lo imposible en posible, juega con la fascinación de su público, se alimenta de las emociones de su público, pero lo más importante: sus trucos nunca son descubiertos”.
Sonríe porque se ha dado cuenta de que si todo ha sido una ilusión, él no ha sido el ilusionista. Ha descubierto sus trucos, quizás no fue tan buen vendedor de ilusiones. Piensa en lo vivido y recuerda que desde el inicio él siempre descubrió sus cartas, siempre expuso sus necesidades. Entonces, ¿quién vivió la ilusión? Ahora ríe, sabe que el ilusionista es víctima de su propia ilusión. ¿Podría ayudarle a salir de ella? Es posible, de hecho lo ha intentado “deconstruyendo” teorías.
Entre idea e idea pulsa el botón de la radio que acostumbra a oír por las mañanas, suena Taking Chances en la voz pastelosa de Celine. En su mente resuena el estribillo “what do you say of taking chances? what do you say of jumping off the edge?” y da un sorbo al café amargo deseando que el ilusionista tome conciencia de que no es un buen mago.

3 comentarios:

Cristina dijo...

Dios mío, qué cosa tan bonita, Raúl!. Lo sabía, sabía que a ese cuadernito que ayer compraste le esperaba un destino maravilloso, tanto como ser el continente de este mar de belleza, tanto como ser el confesor de un corazón maniatado, tanto como desvelar el misterio que la fuerza que tus ojos escondían entre nota y nota sobre aquella libretita mientras esperábamos, como tantas otras veces, para volver a la realidad.

Gracias amigo mío, gracias por tantas cosas que te digo en silencio cada día, y especialmente gracias ahora por hacerme sentir lo que he sentido leyéndote.

Compartimos tanto y nos queda tanto por compartir!, Espero que algún día no tengamos que hablar de espejismos sino de ilusiones posibles y realizadas, sin trucos, sin trampas, sin barreras, sin magos escépticos que venden magia sin creer en ella.

Espero con impaciencia tu próximo regalo, mientras tanto, releeré una y mil veces tu ilusionista.

Besos y abrazos varios.

La Petra de Cuenca dijo...

Un buen mago hace creer en los sueños y convierte lo imposible en posible.

El problema es cuando nos encontramos con charlatanes que piensan que todo está en sus manos y son posedores de la verdad.

En ese momento mejor creer que todo fue un sueño,seguir soñando y pensar que nuestro mago esta por llegar.

Nunca dejas de sorprenderme,es precioso.Gracias por estar siempre ahí y permitirme compartir estas maravillas.

el piano huérfano dijo...

con la magia de tu blog con la gente que le acompanana no me cabe duda que los suenos son parte de la reaidad que tu contruyes, gracias por compartir