31 de diciembre de 2013

Doce


En un pequeño bol con dibujos infantiles coloca doce uvas, una por cada paisaje evocado del año que llega a su fin. Coge del frigorífico una botella de champagne que guardaba para una ocasión especial. Dirige sus pasos hacia el comedor en el que se oye el ruido que produce el televisor. Las imágenes muestran una plaza llena de gente que canta y baila agarrando botellas de alcohol mientras una presentara rubia acompañada de dos cocineros famosos tratan de hacerse oír por encima del griterío de aquella masa informe. Las tres figuras parecen, a cara vista, salidas de un anuncio de Signal. No sabe si se estará volviendo un cínico pero piensa que, a cara oculta, todo será un poco distinto. Siente envidia de la gente que hay en la plaza. Le hubiera gustado ir pero le agobian las multitudes y en el último momento siempre lo pospone para el próximo año.

Una vez más se encuentra frente al televisor esperando las campanadas. Este año es distinto a aquellos en los que todo era más fácil. Esta noche nadie parece acomodarse a sus pasos. Quedan cinco minutos para la media noche. En la puerta de entrada suena el timbre. Dirige sus pasos hacia allí volviendo la vista hacia el televisor como temiendo perderse algo. Creí que ya no llegabais -le dice a las figuras que se encuentran tras la puerta. No nos lo podíamos perder –le responden. En el salón toman asiento, recogen sus uvas, hacen bromas sobre sus recipientes y esperan la primera campanada. Al final, medita, va a ser verdad eso de que  los chulos pasan pero los amigos quedan. Sonríe viendo como luchan contra el reloj para comerse todas las uvas. Mientras él hace lo mismo piensa que el próximo año seguirá intentándolo, intentará encontrar lo bueno.
                                                                         

Feliz 2014

1 comentario:

Unknown dijo...

Aunque lo bueno no sea fácil de encontrar llegará. Pues lo importante es seguir intentándolo....
Feliz 2014 y mucha suerte en todos tus proyectos.