15 de enero de 2014

Clásicos modernos: El señor de las moscas


“Su mente estaba llena de recuerdos: los recuerdos de la revelación al acorralar a aquel jabalí combativo, la revelación de haber vencido a un ser vivo, de haberle impuesto su voluntad, de haberle arrancado la vida, con la satisfacción de quién sacia una larga sed” Golding, W. (1972, 83). El señor de las moscas. Madrid: Alianza Editorial.  


Unos de los propósitos de este blog es el de haceros llegar alguna que otra recomendación cinematográfica y literaria, siempre con la premisa de que la mayoría de las veces es difícil que nos guste lo que otra persona recomienda. En esta ocasión os traigo un clásico moderno. Uno de los pocos libros que yo he releído, supongo que por interés profesional. Ha trascurrido ya medio siglo desde que William Golding nos regalara su “señor de las moscas”. La historia de un grupo de niños que llegan a una isla deshabitada tras un accidente aéreo y en la que tendrán que aprender a convivir a la espera de que alguien llegue a ayudarles. ¿Os suena?  Algunas series han "revisitado" esta idea en los últimos años, aunque la novela de Golding supera cualquier referencia actual. 

Muchas han sido las revisiones realizadas sobre esta novela calificada de fábula moral sobre la naturaleza humana, en la que se presenta una alegoría sobre la complejidad de nuestra mente y su capacidad para albergar tanto emociones positivas como aspectos que podríamos calificar de “destructivos”. Lo que en un principio entendemos como un instinto de supervivencia se convierte con posterioridad en un mecanismo de dominación y control. Hablamos de la agresión, ligada al inicio del relato a la necesidad de alimentación y que paulatinamente va transformándose en una “necesidad imperiosa de poder y dominio”. En realidad "El señor de las moscas" posee múltiples lecturas y, por tanto, diversos temas aunque en mi opinión se trata de una novela cuyo hilo conductor podría ser “la maldad de la naturaleza humana”. De todos modos, la novela de Golding no sólo da importancia al hecho de que la agresión puede formar parte de una tendencia innata hacia el uso de la agresión, sino que nos habla de cómo la interacción social provoca un determinado tipo de violencia vinculada a las capacidades de liderazgo y organización de aquellos que rivalizan por el poder dentro de la isla. En cualquier caso, el lector que se acerque a esta novela es libre de formar su propia idea sobre el análisis que en ella se hace de la conducta agresiva. Mi única intención es la de acercaros un clásico de la literatura moderna que ha envejecido muy bien y plantea interesantes preguntas para el debate en torno a nuestros instintos y necesidades. Eso sí, como los buenos libros, no ofrece respuestas, al menos no respuestas simples. 

1 comentario:

Unknown dijo...

Todo un clásico que leí en el Instituto y cuya lectura es imprescindible....Como desde la inocencia se puede pasar a la crueldad y la maldad en un instante.No dejando indiferente a nadie.