20 de abril de 2010

30+1

Comencé a vivir la treintena en la ciudad de San Diego, aunque ese mismo día viajé hasta San Francisco. No me sentí mayor, al menos no más mayor de lo que ya me sentía. A mí vuelta y aún con jet lag me doctoré y aparté de mí la pesada losa que yo mismo había construido durante casi seis años. Una fiesta organizada para celebrar mi treinta cumpleaños fue el preludio de lo que parecía ser un buen año y a partir de ahí se sucedieron muchas más cosas. Me tomé el trabajo con otro espíritu y más allá de disfrutarlo comencé a disfrutar del tiempo libre que me proporcionaba. Viví un verano distinto, plagado de viajes. Conocí nueva gente y reforcé algunas de mis amistades. Viví algo más la noche y formé parte de algunas aventuras con mis conquenses. Conseguí subir de peso y fui constante en el gimnasio. Procuré desterrar, en algunos momentos, el reflejo del retrato "Bones". Me acredité y, después de alguno años, pude cambiar mi figura contractual universitaria. Durante este año se ha concebido a mi segunda sobrina, mis mejores amigas han tenido a sus respectivos hijos y recibí la noticia de una boda muy esperada. Ha sido un buen año. Un año que la gente recordará como el año de la crisis económica pero que yo recordaré con cariño pues dejé de sentirme mayor y porque, lo más importante, ha sido el año en que por fin encontré el sentido a las canciones de amor. Gracias a todos un año más. 

7 comentarios:

La Petra de Cuenca dijo...

La espera ha merecido la pena.Ahora es el momento de disfrutar y vivir la felicidad completa con tu chico.Por cierto ambos pelo y cabeza.

Muchos besos.

Cristina dijo...

Y, lo más importante, casi sin darte cuenta conseguiste cambiar el cristal del color a través del que mirabas y entonces, sólo entonces, todo empezó a funcionar.

Y lo que te queda por vivir, amigo querido, sólo espero seguir siendo testigo privilegiada de ello.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Como consigues sonar tan petulante hables de lo que hables?. Por cierto las contestaciones son totalmente tu estilo (igual de cursis y engoladas), sobre todo la ultima.

Anónimo dijo...

Ya que tanto critícas ten por lo menos el valor de firma.Que mala es la envidia!!

Verónica.

Anónimo dijo...

Ya que tanto critícas ten por lo menos el valor de firmar.Que mala es la envidia!!

Verónica

Cristina dijo...

Frustrado anónimo:

Por más que relea éste y el resto de los post con la mayor objetividad posible, no veo la petulancia por ningún lado, sin embargo no se me ocurre otro calificativo más propio para la palabra “engolada”, así como para muchas otras de tus apariciones por aquí.
No me defiendo de nada, porque nada de lo que mencionas sobre mí me representa, ni identifica, ni por tanto me molesta, pero no soporto la injusticia que cometes con un ser tan especial como el autor de este blog.
Sobra el análisis sobre tus evidentes motivaciones y, sinceramente, mi triste amigo oculto, escondido, ignorado y oscuro, ya tienes bastante castigo con ellas. Difícil vivir con eso que sientes, verdad?

Te aconsejo que comiences a apuntar con tus dardos hacia algo más interno y dejes de lado esas inútiles y autodestructivas proyecciones.

Firma:

Una petulante, cursi y engolada admiradora y fiel amiga de gente sana y valiosísima como Raúl.

Jesús. dijo...

Para el anónimo: Dar puñaladas traperas es de mala educación, por no decir otra cosa peor, al menos se ha de tener la valentía de mostrarse y dar la cara.

Como siempre Raúl es un gusto leerte. Un beso, nos vemos.