16 de enero de 2009

Facebook


A su lado escuchó un largo suspiro. Parecía que alguien hubiese estado aguantando la respiración bajo el agua durante un largo rato y ahora intentase recoger todo el aire que pudiese, antes de volver a sumergirse. No sabía donde se encontraba y no podía ver nada. Las manos atadas a su espalda. Sus ojos tapados con una tela que olía a rancia. Sus pies sujetos por una cadena que parecía anclada al suelo. No estaba sola. La persona que había emitido aquel suspiro comenzó a hablar.
¿Dónde estoy? ¿Hay alguien? Oh Dios mío, ¿qué hago aquí?
Es una voz femenina y rápidamente la reconoce. Instintivamente le pide que se tranquilice, le dice que no está sola. Ambas se conocen.
¿Qué está ocurriendo? ¿Quién no ha traído hasta aquí? ¿Por qué?
Ninguna de ellas es capaz de responder a estas preguntas. Una recuerda haberse quedado dormida mientras veía la tele, la otra recuerda haber salido a tirar la basura y, también, recuerda el frío de la calle, el mismo frío que ahora siente, aunque se encuentran en un lugar que le es familiar.
Se abre una puerta y una luz ilumina la habitación, perciben mayor claridad pero no pueden ver nada. No se atreven a hablar. Tienen miedo porque alguien está arrastrando algo, un cuerpo. Después oyen la fricción de la cuerda sobre la piel de ese cuerpo, el chasquido de cadenas, y una voz.
Ya estáis todos. Esperaré a que los demás se despierten, como vosotras y luego comenzaremos.
La habitación se vuelve a teñir de negro y la puerta se cierra. La voz les era familiar aunque no parecía emitida por una persona, parecía salida de sus propias conciencias. Ambas se interrogan.
Lo has oído.
Sí.
Sí.

Tres voces al unísono. Cuatro personas en la habitación.
Yo también lo he oído.
Y yo.
Yo también.
Ey, aquí. Lo he oído.
Y yo.
Vale, yo también.
Seis voces más. 10 personas en la habitación.
¿Dónde estoy?
Una voz más, el último en llegar. 11 personas en la habitación. Ocho de ellos se conocen entre sí. Uno tras otro van reconociéndose, identificándose. Tres no se conocen y tan sólo reconocen a alguno de los otros. Y, de nuevo, esa voz que parece salida de la conciencia.
Todos y cada uno de vosotros tenéis algo en común. Formáis parte de una red social virtual. Gracias a esa red es posible conocer vuestros datos, vuestros gustos e incluso parte de vuestros secretos más íntimos. Lo que en principio parece una herramienta de contacto, un modo de relación, os ha procurado esta situación. Vuestra supervivencia real y virtual depende ahora de encontrar a quien de forma anónima accedió a vuestra página, a vuestros registros y los ha utilizado para venderos. El impostor se encuentra entre vosotros. ¿Queréis jugar? Lo haremos cuando el pueblo duerma. Entre tanto, sentiros cómodos y disfrutad el espectáculo. Nos iremos conociendo.

5 comentarios:

Cristina dijo...

Pero niño, qué cacho imaginación! Muy bueno, me sigues dejando impresionada con tu don para ir cosiendo la trama.

Me recuerda ligeramente a alguna peli de terror que ni siquera he visto porque no las soporto muy bien, tan sólo permito que me las cuenten y aún así lo paso mal. Puede ser tal vez Saw...?

De momento ya me has metido el miedo en el cuerpo y no pienso dejar rastro mío ni en FaceBook, ni en MySpace, ni en sitios raros de esos.

En fin, espero a ver que pasa, porque imagino que no nos dejarás así, no?

Besotes.

Anónimo dijo...

Siempre he afirmado que este tipo de portales, Facebook, Twenty, Hi5, etc... no son más que zonas en las que perder la intimidad y el anonimato en ciertos ámbitos de nuestra vida que creo que deberíamos custodiar de forma celosa. Me ha gustado mucho el cariz que le has dado a esta historia porque en cierto modo, yo lo he visto así siempre.

Mi amiga Tere me invitó el otro día a pertenecer a su grupo de amigos de Facebook y mi respuesta fue negativa, exactamente le dije que aun tengo muchas cosas que proteger y que no estoy preparada para mostrarme desnuda ante el mundo.

Es genial tu relato.

Un abrazo. Mónica.

La Petra de Cuenca dijo...

Con una historia así,cualquiera se atréve a registrarse en algún sitio.
Que miedo visto así nunca se sabe si el enemigo está a nuestro lado e incluso entre nuestros amigos.

Besos.

Anónimo dijo...

El juego no ha hecho nada más que empezar. Y yo, formo parte de él ...
Que sepas que mañana te pierdes un gran cocidazo !!!
MIGUEL.-

alicia dijo...

Ra,me ha parecido genial tu relato y a mi paralela en el cole la has dejado sin palabras dice que te deberias dedicar a escribir y esto es opinion mia de soportar a gentecilla insignificante. Bueno decirte que despues de un tiempo sin poder leer tu blog ha sido una estupenda vuelta.Yo seguro que sere una de esas personas porque pertenezco a todo a facebook, sonico, hi5, etc pero la verdad es que no pienso dejar de hacerlo ya sabes que me gusta el peligro. Besos