25 de junio de 2009

Cabrón


Buscando en el diccionario la palabra “cabrón” encuentro que todos estos años he estado equivocado acerca de su significado. De acuerdo con el diccionario se refiere al “macho de la cabra o al marido que consiente el adulterio de su mujer”. Desde mi modesta opinión, creo que habría que corregir este último significado. En primer lugar, si mantenemos lo que el diccionario nos dice, sería conveniente comenzar a hablar de cualquier hombre que, siendo su cónyuge una mujer o un hombre, lleva más cuernos que el padre de bambi (que no digo yo que la madre de bambi sea un “puta”, era un ejemplo). En relación a este ejemplo, en segundo lugar, habría que revisar la delicada dureza que contiene la palabra cabrón frente a la palabra puta, ya que cabrón es el que hace cabronadas y puta la que hace putadas. No me negaréis que no es lo mismo decir “que putada me han hecho” que “que cabronada me han hecho”. Vamos en este último caso la gente se ríe de ti. La mujer siempre ha tenido las de perder. Por último, habría que eliminar el verbo “consentir” porque uno podría pensar que, conocido el adulterio, la mejor opción es matar al cónyuge antes que consentir. Claro, si no consientes no serás un cabrón. Ahora bien, aviso a navegantes: la falta de consentimiento ante un asunto de esta naturaleza no debe llevarnos irremediablemente al asesinato, a no ser que en estos tiempos de crisis queramos habitación y comida gratis para los próximos años. Un “adiós guapa o guapo, ahí te quedas”, también es válido. De todas maneras, a estas alturas os preguntaréis, como yo lo hago, ¿cómo llamamos al tío que comete adulterio, si el cabrón es el que lo consiente? Seguro que una mujer es puta tanto si lo comete como si lo consiente. ¿Y el hombre? Para mí, desde luego es un cabrón como la copa de un pino.

Sin embargo, el significado de cabrón en el que estoy interesado es el que define a su significante como “el hombre pusilánime y cobarde que te juega una mala pasada”. Cabrones, por tanto, hay muchos. Todos nosotros/as hemos conocido algunos y, ya es hora de añadirlo, también algunas. Si hay miembros y miembras, digo yo que habrá cabrones y cabronas. Fijaros que “putos” no suena bien. El caso es que llevo unos años relacionándome con un cabrón, vamos, si hubiera un rey de los cabrones sería éste y, estoy seguro, que le encantaría ostentar dicho estatus (puestos a ser un cabrón preferirá ser el más cabrón aunque sólo sea un mediocre). Este cabrón juega al poli bueno, salvaguardando su imagen mientras que deteriora la mía. Esto me preocupa medianamente pero ahora que le estoy dando vueltas, puede que el cabrón sea yo ya que durante todos estos años he consentido sus cabronadas. Puesto que ando liado con el significado del significante “cabrón”, he barajado distintas posibilidades para dejar de ser un cabrón, si es que lo soy. Puedo matarlo (aunque me da pereza), puedo decirle “adiós, ahí te quedas” (¡no me da la gana!), o puedo instalar una micro cámara en cierto lugar que grabe el trasiego que últimamente le acompaña durante las tardes de verano. Ahora que lo pienso, ¿es su mujer una cabrona? En todo caso, ¡vaya putada!

7 comentarios:

La Petra de Cuenca dijo...

Como tú bien has dicho cabrones y cabronas hay en todos los sitios.Quien no se ha encontrado alguno en su vida.Lo bueno es identificarlos y en el momento que uno quiera poder sacarlos de su vida,aunque a veces no sea fácil.

Muchos besos.

Cristina dijo...

Uyuyuyyyy!!!! cuánto me suena todo esto, ¿será que todos hemos sufrido en nuestra vida a algún cabrón?
En todo caso, en cuestiones lingüísticas de género, sabemos de sobra que siempre acabamos perdiendo nosotras. Ayer precisamente me preguntaba porqué suena tan exótico "gigoló" y tan ofensivo "puta", e incluso su más políticamente correcto sinónimo "prostituta".
Disquisiciones aparte, en nuestra lengua y cultura todos nos formamos una idea clara de alguien cuando se nos presenta como un “cabrón” y más cuando disponemos de ciertas pistas añadidas.
En tu caso, créeme, no encajas ni el significante ni el significado, así que vamos a dejarte sin atributo definido, porque ser víctima de ciertos bajos fondos surrealistas hace cuasi-imposible la asignación de categorías.
En principio, yo voto por el “adiós, ahí te quedas”, aunque bien pensado lo de la cámara sería una putada bastante aplaudida por much@s.

Besos.

Raúl Navarro dijo...

Pues sí Petrilla, a veces no es fácil. Se intentará. Cristina, quizás nuestro termómetro cabronil suba algún día tanto que lo hagamos. Sin "regret" ni pollas.
Besos a las dos.

Joel dijo...

Tienes toda la razon, el castellano es sin duda un idioma complicado. La misma palabra puede tener significados completamente distintos.
Aun recuerdo la de años que pasé deciendo "venga, que si que llegamos, nos hechamos una corrida" (como la corrida de toros), hasta que me explicaram la barbaridad que decia...
Con esto quiero decir que uno no se puede seguir por los significados atribuidos por la Real Academia, a lo mejor ellos no conocen demasiados cabrones en esas esferas, o bueno si, pero seguramente tienen otro nombre para designarlo. En el fondo todos sabemos que un cabrón será siempre un cabrón, el que nos hace una cabronada. Pero de vuelta al tema principal, para dejar de ser un cabron, aunque que sé que nunca lo has sido, lo mas indicado es un “adiós, ahí te quedas”... besos

Raúl Navarro dijo...

Joel!!!. No sabes la ilusión que me hace que hayas escrito. Yo regañandote el sábado por no escribirme y ya lo había hecho!! Me alegró mucho verte, gracias por hacerme un hueco y lo siento por robarte horas de sueño. Un besazo. Te seguiré buscando por el blog.

Jesús dijo...

Ahora está la vigésimotercera edición del diccionario de la RAE en marcha, creo que es un buen momento para plantearles ciertos cambios a los miembros (¿también miembras?) de la academia. Sí, él es un cabrón, pero... son tan monos... Un abrazo, nos vemos.

Raúl Navarro dijo...

Jesús, lo intentaremos pero al no ser miembro me parece que lo tendré difícil. Espero verte, que andas desaparecido....por Bilbao.