1 de septiembre de 2010

Treinta y cinco


35. Treinta y cinco eran las frases que contenía su listado. No recuerda porque dejó de engrosar su listado de deseos. Éstos no habían dejado de crecer en los meses transcurridos desde que abrió por primera vez aquel cuaderno amarillo pero un día olvidó donde guardó su cuaderno y dejó de anotarlos. Últimamente olvidaba pequeñas cosas como la ubicación del cuaderno, pero también otros datos que, si bien podían carecer de importancia, a él no le hacía sentir bien. 
Para no olvidar compró otro cuaderno, esta vez rojo. En él escribiría información que consideraba vital. Comenzó por escribir cosas banales como el lugar donde había guardado su cuaderno amarillo y también expresaba conductas a llevar a cabo: "llamar a mi hermana", "planchar la ropa", "llamar al casero". Con el tiempo el pequeño cuaderno le dio seguridad y para evitar olvidar otras cosas comenzó a anotar emociones, sensaciones: "he llorado cuando rompí la vieja taza en la que desayunaba", "me ha gustado oír el sonido de las hojas secas bajo mis pisadas", "tengo ganas de besarle". Llegó un momento en que el cuaderno rojo se convirtió en su memoria y de él dependía la supervivencia de todos sus recuerdos. 
Un día olvidó donde había guardado aquel cuaderno y en menos tiempo del que podríamos imaginar también olvidó la existencia de dicho cuaderno, y con él sus recuerdos y también sus deseos ya que sin él no sería capaz de recordar aquel otro cuaderno amarillo. Lo que nunca supo es que no perdió el cuaderno, sino que éste fue robado. 35 fueron los deseos robados.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y quién y por qué lo robó el cuaderno? Continuará esto, ¿o no?

;)

Raúl Navarro dijo...

No continuará se trata de un pequeño relato abierto. Puedes elegir tus propias respuestas.

Saludos.

La Petra de Cuenca dijo...

A mí esa libreta me recuerda a la parte que queriendo o sin querer en algún momento de nuestras vidas nos van robando pedacitos de nuestros sueños,deseos e ilusiones que sin darnos cuenta al final quedan en el olvído e incluso llegan a desaparecer sin más.

Muchos besos.