20 de octubre de 2008

Sex & The Village. 1x01 Pilot (Parte III)



Anteriormente en Sex & The Village

- Oye, que me ha llamado [C]. Ya lo tiene.
- Fenomenal entonces, justo a tiempo.

- Bueno, pues disfrutarlo y hacerlo con cuidado, con algo de delicadeza, no vaya a ser que os vayáis a hacer daño. ¿Habéis comprado la vaselina?

[V] saluda a todas y ve la caja cerrada. Las demás están allí esperando con una sonrisa dibujando sus rostros.
Al final cogen la caja, se abrigan y salen a la calle.





Hoy, la caja se abrirá. Esto es Sex & The Village.

La luz de la farola permite ver el contorno de los muebles de nuestro nuevo protagonista. Desconocemos su nombre, su sexo y su edad. Se encuentra junto a la ventana, observando tras los visillos. Son las 22:50. Hoy se retrasan. Las últimas clientas del gimnasio hace rato que abandonaron las instalaciones, pero ellas no. Han estado esperando a la chica que nunca antes había visto. Estaba nervioso, esperando oír la conversación y las risas a las que le tenían acostumbrado. Menos mal que su mujer no llegaba a casa hasta pasadas las 24:00h, una vez que acaba su turno en el trabajo. Hacía tiempo que espiaba a estas chicas, y aunque él no veía nada malo en ello, no quería que su mujer se enterara. Probablemente se escandalizaría pensando que se había convertido en un “voyeur”. Él no lo veía así, tan sólo quería ser participe de la alegría y la vitalidad de nuestras chicas. ¿Quién se lo podría reprochar? Allí estaban de nuevo, salían del gimnasio aunque esta vez con una caja marrón que parecían disponerse a abrir. Fijó sus ojos en ellas y se abandonó a la conversación.

- ¿Quién abre la caja?-dice [M].
- Yo ya las he visto, así que prefiero que sea otra-dice [C].
- Venga, la abro yo-dice [B]

[B] comienza a retirar el precinto. No dice nada, pero también está nerviosa. Le resulta complicado desprenderlo y al final tiene que pedir ayuda. En la tienda, después de que [C] las viese, volvieron a precintarlas concienzudamente. Al final [M] coge la caja y comienza a romperla. Su contenido casi cae al suelo, pero antes de ello cada una de ellas ha podido coger parte de su contenido. Comienzan los comentarios:

- Anda, qué realistas que son- dice [V]
- Claro, no voy a comprar cualquier cosa- dice [C]
- Si que son bonitas, dan ganas de probarlas ya- dice [V]
- Y éstas no necesitan pilas- añade [C]-de hecho yo creo que no hará falta la vaselina, entrarán fácilmente.
- Será para ti que estás acostumbrada-comenta [Y].
- Yo lo de la vaselina lo decía por evitar rozaduras incómodas, que luego una pasa mala noche-dice [B]
- La verdad es que yo no sé si me cabrá. Hace mucho tiempo que no utilizo una de éstas- explica [V]
- ¿Sólo hay un tamaño?- dice [M]
- No, hay varios tamaños, pero eso depende de la que mejor se adapte a vosotras-explica [C].
- A mí me ha gustado ésta, vamos que se me han caído las bragas a pulso cuando la he visto-dice [V]
- ¡Pero mira esta chica!, ya está como [M] y [C]- grita [Y]
- Perdona [Y] pero son los nervios, y encima hacerlo aquí en la calle….dice [V].
- Venga, pues un vasito de sidra y después lo hacemos, con o sin vaselina. Cada una que coja la que crea que se adaptará mejor a su tamaño- comenta [C].

[M] se ha dado cuenta de que el “vecino” las está observando desde su ventana. Puede ver su silueta, así que decide comenzar ella y es la primera en introducírsela.

- Trae un poco de vaselina que me voy a hacer daño-pide [M] a [V].

Le cuesta un poco pero, tras unos grititos y la ayuda de las demás para empujar, lo consigue.

- Tía, ¡qué bien te queda con las botas! Tenías razón- le dice [Y].
- Venga, todas vosotras también. Untaros un poco de vaselina y andando-dice [M].

Se ayudan unas a otras y en cuestión de segundos todas lo han conseguido. Nuestro “observador” no da crédito a lo que ve. A pesar de las conversaciones anteriores nunca imaginó que a nuestras chicas les fuera el cuero. Sin embargo, mira el reloj y lo comprende. Es día 31 de Octubre, víspera de todos los santos. Aunque la ciudad no cuenta con carritos de perritos calientes, hay costumbre norteamericanas que comienzan a introducirse en “The Village”. Estamos en Halloween. La caja escondía mascaras de “catwoman” y nuestras protagonistas se han vestido de gatitas.

-¿Sabéis lo que nos falta?-grita entre risas [C].
-¿Qué?-contesta el resto.
- Pues hombre, un rabo.
- ¡Cristina¡ -grita [Y]
- De gatita [Y], de gatita.

Todas se ríen y sus sombras felinas se alejan en busca de la luna y los misterios de la noche. Eso sí, antes han maullado bajo la ventana de su “nuevo” vecino. Y después de eso han tirado la botella de sidra en el contenedor de vidrio y la caja que portaba las mascaras en el contenedor amarillo. Ellas son así, inteligentes, bellas y con muchos valores. Inteligencia, belleza y valores que también aplican al sexo. Esperemos que pronto volvamos a saber de ellas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástico Raúl... Me ha encantado y como en los dos capítulos anteriores, no puedo dejar de sonreir. Un beso y gracias.

M.

Cristina dijo...

Pero qué precioso eres, te mire por donde te mire!

Un relato intrigante, adictivo, inteligente, entrañable, divertido, fresco..., casi tanto como su autor.

Gracias de nuevo por llenarnos de magia. Esperamos nuevas entregas, esto promete y tenemos aún mucho por contar.

Besetes.

La Petra de Cuenca dijo...

Eres auténtico en todos los aspectos.Has mantenido la intriga hasta el último momento.

Me ha encantado,no puedo dejar de leerlo.Espero que pronto nos vuelvas a sorprender.

Muchas gracias por todo.

Besos.

Anónimo dijo...

Quiero más Sex & the village ya !!! Me encanta ...
Abrazos,

el piano huérfano dijo...

Me ha gustado y mucho