6 de julio de 2009

Óxido 2.0


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El pasado día 29 de Mayo de 2009 os proponía una historia para continuar. Algunos os manifestasteis y propusisteis varias ideas. He tratado de integrarlas en la construcción de un relato que, como os dije, no tenía pensando previamente, pero que estaba motivado por un hecho real que novelé en el anterior post (Óxido 1.0). Siento que no haya podido ser cómica, pero tiendo a ver más tonos grises que colores y, qué queréis que os diga, el óxido no invita a otra cosa.

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Cuando despertó se encontró mirando la barroca lámpara que colgaba del techo. Una araña la había convertido en su casa y una mosca se movía nerviosa en su intento de desprenderse de la telaraña, sabiendo que su predador no tardaría en llegar. Dirigió su vista hacia la mesita y el reloj marcaba las 7. El sol de la mañana iluminaba toda la habitación y por el rabillo del ojo pudo ver las formas del cuerpo que se hallaba tumbado a su lado. No recordaba con exactitud los acontecimientos del día anterior, pero suponía que el alcohol y el sexo había sido la tónica dominante, tal y como lo habían sido durante los últimos treinta días en Berlín. Posó los pies sobre las frías baldosas y cuando trató de incorporarse el peso de su cuerpo lo obligó a tumbarse de nuevo y recuperar la horizontalidad. En ese momento, su compañera de cama se levantó dejando ver un cuerpo delgado. Mientras la observaba se dio cuenta del enorme parecido que guarda con la cineasta Isabel Coixet. Le ponían las tías que parecían intelectuales negativas. Sin mencionar palabra, ella se vistió rápidamente, rodeó la cama hasta llegar a la mesita que él tenía a su lado, cogió su cartera y extrajo dos billetes de 100 euros. Él no rechistó, estaba habituado a pagar por sexo.
Ahora recordaba el día en que el coche lo había recogido alejándolo del lugar en el que vivió durante los últimos 12 años. No echaba de menos la ciudad, tampoco la gente que allí abandonó y que ahora se preguntarían dónde estaba. Sabía que su viaje era sólo de ida. Echaba de menos el anonimato del que allí había disfrutado, la posibilidad de haber retomado su vida. Una semana antes de aquel encuentro había recibido una carta en alemán, su lengua materna, en la que le explicaban como lo habían localizado y la obligatoriedad de un encuentro como paso previo a su regreso a Berlín. En el coche en que fueron a buscarlo se encontraba su antiguo editor. Hacía años que no sabía de él, justo desde el día que decidió desaparecer, agobiado por la fama fruto de la publicación de su primera novela “Como asesinar al hijo de un aristócrata bávaro”. Él éxito de la novela y el dinero que ésta le procuró le llevó a una vorágine de sexo, drogas y vida nocturna. Había perdido el control sobre su vida, su novia le abandonó y con ella se fue la creatividad, sus ganas de escribir y la imposibilidad de cumplir con el contrato que había firmado y que le obligaba a escribir la segunda parte de la novela “Como resucitar al hijo de un aristócrata bávaro”. Decidió poner tierra por medio y abandonar la ciudad que le había convertido en un crápula. Viajo hasta España y se situó en una pequeña ciudad donde recuperó algo de su vida anterior a la fama, cuando creía que la vida de un escritor nunca podría convertirlo en una auténtica estrella mediática. Durante los años que vivió allí pudo concluir el segundo manuscrito y pidió a un amigo que viajaba a Los Ángeles, que lo enviará a su editorial en Berlín una vez aterrizase en suelo americano. Sin embargo, lo habían localizado y el contrato le obliga a presentar el libro y hacer una gira por todos los países en que sus páginas fueran traducidas. Por miedo a ir a la cárcel optó por cumplir su contrato y volver a formar parte del circo mediático en que se había visto involucrado: éxito de ventas, desaparición, reaparición. El estrés y la tensión derivada de los interrogantes que habían rodeado su vida desde la publicación de su primera novela hasta esta segunda, le llevaron a la vida anterior, a la pérdida de la noción sobre cuando empezaba la noche y acababa el día. Hoy se encontraba en Marbella y debía presentar la edición española. La puerta de la habitación se abre y la cabeza de su editor asoma por el hueco originado entre las dos hojas. El editor grita: kommen Sie, es ist die Zeit (vamos, es la hora).
En la rueda de prensa, presentado la novela, las preguntas de los periodistas se alejan del contenido temático del libro hacia su vida anónima en España. Alguien de la sala le pregunta por Irene, un personaje que aparece en un relato publicado en una revista de provincias y que, de acuerdo con la opinión personal del entrevistador, parece escrito por él. Y entonces, nuestro escritor, ese al que conocimos bebiendo cerveza y arrojando las latas en la pendiente del parque, comienza a llorar. Sin embargo, sus ojos no despiden la solución salina habitual, sino que lloran óxido. El óxido de las latas en descomposición que, recorriendo su cara y manchando su inmaculada camisa blanca, le obligará a desintegrarse. El óxido de quien se sabe un invento, el muñeco roto de quien ha tecleado estas letras.

12 comentarios:

La Petra de Cuenca dijo...

Mira que te lo pusimos difícil con las ideas que te aportamos y aun así menuda historia has creado.

Desde mi ignorancia y por supuesto sin conocimiento del tema.Creo que te deberías plantearte escribir algo.Son impresionantes las historias que creas.Aunque me imagino que soy muy soñadora y ese es otro mundo aparte y nada fácil de aceder.

Muchos besos.

Raúl Navarro dijo...

Ante todo humildad y sentido común. Yo no soy capaz de escribir más allá de estas líneas. Me falta estilo, me faltan conocimientos, y un mayor dominio del castellano. El blog, además, no es literario, nada más lejos de mi intención. Asi que lo de escribir, se lo dejo a los profesionales que además han hecho algo que yo no he hecho: leer a los clásicos.
De todas formas, Petrilla, te agradezco tu interés y deseo. No quisiera convertirme en Nuria Roca.

Anónimo dijo...

ME INCORPORO AL BLOG COMENTANDO CUATRO RAZONES POR LAS QUE ME HA GUSTADO EL RELATO:
1. mE HA RECORDADO LA SORPRESA DE DESCUBRIR EL RESULTADO DE UNA NOCHE DE EXCESOS
2. hE VUELTO A RECORDAR UNA DE LAS FRASES DEL FIN DE SEMANA: NO QUIERO RODEARME DE INTELECTUALES NEGATIVOS
3. mE HA TRANSPORTADO EN SEGUNDOS AL LUGAR DE MIS VACACIONES
4. mE HA MOSTRADO QUE, A VECES, BUSCAR TU LAUGAR EN LA VIDA SE ALEJA DE LO QUE SE SUPONE QUE ES LOS MEJOR PARA TI O LO QUE DEBES HACER.

ANA

Raúl Navarro dijo...

Ana! Qué bien tenerte por aquí. Ya ves que iré absorbiendo ciertas ideas o comentarios que expreseis y los plasmaré de una u otra forma. Llevaba aparcado el relato desde hace más de un mes y ya ves, las risas, el thriller y los comentarios le fueron dando forma. Te espero en los siguientes. Un besazo.

Cristina dijo...

Leyendo tal condensación de ideas, he tenido la sensación en todo momento de que este relato podría dar para mucho más y de que tú estás sobradamente preparado para desarrollarlo. Así que estoy con Petrilla en que deberías plantearte ir más allá, en cuanto al estilo, los conocimientos y el dominio del castellano vas sobrado, y si no, ya irán llegando. Eso sí, sin el agobio de pretender llegar al Pulitzer, tan sólo como un reto personal.

Pues eso, que tu historia me ha parecido estupenda, tienes razón en que un poco gris, pero es que, como bien dices también, el óxido invita a lo que invita.

Un abrazo.

Raúl Navarro dijo...

Voy a contaros un secretillo. Cuando era más joven escribía pequeños relatos inspirados en cromos y pegatinas que salían en bollycaos y demás bollos. La pegatina era la portada del libro y luego desarrollaba su historia. Siempre me gustó escribir y de hecho gane tres premios de la Rooselvet cuando estudiaba y a los que jugaba a novelar. La referencia a Irene en este post es una alusión a el último trabajo que presenté. Siempre quise escribir pero nunca me atreví y, en lugar de estudiar filología, estudié magisterio porque en la familia no había dinero para trasladarse a otro lugar que no fuera Cuenca. Asi que todo se frustró. Ahora no me siento capaz y ya sé que lo que no se intenta no se consigue, pero es una labor compleja para la que ahora no tengo fuerzas. Gracias Cristina por el apoyo.

Besos

Anónimo dijo...

Pues yo estoy con "la petra" y con Cristina ... Creo que deberías plantearte hacer algo más extenso. O quizás una colección de relatos ... Además, tienes a J. que te puede ayudar (ya sabes que él ya ha escrito un libro !!!).
Nosotros te damos ánimos y cervezas (te parece suficiente??).
Besos.
MIGUEL.-

Joel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Joel dijo...

Es curioso, a veces me recuerdas a alguien cuando te leo, no porque te parezcas, pero porque me gustas igual o más! Alguien cuya escrita es muy autobiografica! Sea por hechos reales, suenos o deseos... Hacia mucho que no sabia nada de Irene! Me sorprendio y me gusto ver que no ha desaparecido!! Tambien me gusta la forma como entrelazas tus historias, estoy seguro que a mas de uno le sacas una sonrisa!! Cuanto a lo que dicen todos, te lo deberias plantear en serio, eso si, si es algo que te gusta! Y por lo que conozco de ti, si lo es, a nosotros nos encanta lerte, asi que por lo menos tienes ya a unos cuantos lectores fidelizados! Es y seria una pena que tan solo algunos sigamos podiendo disfrutar de tu escrita! Adelante amigo! Un besazo desde un nostalgico Porto!

Raúl Navarro dijo...

Bueno, bueno con lo mal que llevo yo los halagos. Por el momento me conformo con escribir pequeñas cositas como ésta y que puedan leerlas la gente a la que aprecio. Es más que suficiente. J. es quien debería dar ahora el salto a la novela, asi que quienes lo conocemos le animaremos. De todas formas, Miguel, muchas gracias (ya ves que Coixet aparece, me faltó el joven borracho pero por ello convertí al protagonista en alcohólico pasajero, nos vemos en unas horas para disfrutar de los "Pechos' boys" y quien sabe de quien más. Joel, me alegra que recuerdes a Irene. Tengo que recuperarla pues anda perdida en un viejo ordenador y quizás ya no pueda acceder a ella. Ya me dirás a quién te recuerdo. Qué envidia me das, por muchas cosas, y por estar en Porto. No sé si te dije que hice una promesa y no puedo volver allí hasta que no se cumpla. Ya te la contaré. Pasa unas estupendas vacaciones, lo mereces que trabajas mucho. Me hace ilusión que podamos mantener contacto a través de este medio.
Besos

Jesús dijo...

Pues sí que deberías animarte, la combinación que te planteamos era complicada, y aún así has salido airoso, ¿la comida es mañana? te llamo y lo hablamos. Un abrazo, nos vemos.

Raúl Navarro dijo...

Jesús, comemos hoy. Ayer recibí un mensaje con la cita. Por fin tendremos un ratito para que me cuentes cosas.