24 de agosto de 2009

Gran Canaria Diaries: I gotta feeling


Arena, sol, agua, sonrisas, miradas y muchos, muchos hombres podrían ser los elementos de los que se nutre Gran Canaria. Sin embargo, hablar en estos términos reduciría la riqueza de sus paisajes, sus costumbres, su gastronomía y su gente. Aún así y todo, la isla se ha convertido en un punto de encuentro para homosexuales de todo el mundo, principalmente ingleses, alemanes e italianos. Podría afirmarse que Gran Canaria es un gran parque temático para gays, la Florida Europea, como reza alguna famosa guía de viajes, la Ibiza de las Islas Canarias, la Mykonos del Océano Atlántico donde el sexo es fácil, rápido y sin complicaciones. Uno puede dejarse llevar por la marabunta sexual entre la escasa vegetación que habita las dunas de Maspalomas o ligar en uno de los múltiples locales del Yumbo Center, ya que las ofertas son múltiples y variadas y todos los pubs y clubs cuentan con dark rooms y cabinas donde desatar la pasión instantánea, casi en sobre, que se produce dentro de esos encuentros esporádicos. A pesar de ello, es mejor no dejarse llevar por las grandes expectativas ya que ese que, reconozcámoslo o no, de una u otra forma todos esperamos encontrar (“The one”) es probable que frecuente dunas y clubs, pero vaya buscando una sex date.
Pero éste es uno de los muchos atractivos que tiene la isla que, si bien es una isla árida sin la vegetación de otras que la rodean, cuenta con parajes y sitios de especial simbolismo donde, no sé por qué, uno se siente tremendamente bien, como si por fin encajara en algún sitio. Su capital, Las Palmas, aunque algo caótica en cuanto a su creciente urbanismo, cuenta con pequeños rincones donde escapar de la aglomeración de una gran ciudad y disfrutar andando por antiguas calles, de esas estrechitas que tanto me gustan, en las que darse besos furtivos a la vez que se visitan pequeños museos (El museo Casa de Colón es tremendamente recomendable por el edificio en que se ubica) y cafeterías con estética moderna en las que descansar mientras se respira la brisa del cercano océano. Hacia el interior de la isla, por carreteras estrechas al borde de altos precipicios, se encuentra el que para mí es el lugar más especial de la isla: El roque Nublo. Un solidificado cilindro de lava que ha resistido a la erosión del volcán que lo provocó, al que se accede tras caminar 15 minutos por una paraje que recuerda a la sierra conquense. Una vez llegas a su explanada, el paisaje cambia y dadas las dimensiones del lugar uno toma conciencia del pequeño lugar que ocupa en el mundo, como la pequeña deidad de la isla (La virgen del pino), de obligada visita tal y como me indico un canario, al que tengo que agradecer sus consejos y preocupación por asegurarse de que este viaje no sólo fuera arena, sol y agua. Desde luego, todos los destinos vacacionales (incluida Benidorm) tienen algo especial, sólo es necesario buscarlo ya que, afortunadamente, la vida se abre camino en todos ellos y las cosas hermosas no están esperando allá donde vayamos.

Continuará….

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Deseando estoy que nos veamos para hablar de nuestras vacaciones ... Esta semana nos veremos, supongo.
Besos
MIGUEL.-

Jesús dijo...

Lástima que ya estemos de vuelta, esta tarde te llevo el libro. Hablamos. Agur.

La Petra de Cuenca dijo...

Deseando estoy de que continues.Conforme lo describes tiene muy buena pinta y me alegro un montón que en él encontrarás cosas muy hermosas.

Muchos besos.

Raúl Navarro dijo...

Ay, como echo de menos la isla!!!. Tengo el síndrome de la isla pero invertido.