13 de mayo de 2014

Sesiones de cineclub: Joven y bonita


En 2005, François Ozon, estrenó "El tiempo que queda" una especie de "Mi vida sin mi" pero con personaje homosexual al que se diagnostica un cáncer incurable y que, al contrario que la protagonista de la película de Isabel Coixet, tiene una reacción quizás no del todo defendible aunque más realista, al tratar de alejarse de todo los que le rodean con el propósito de evitarles el dolor de lo que serán sus últimos meses. En 2013 estrenó la película que no ocupa "Joven y bonita", de temática muy diferente a la película antes mencionada, pero que comparte con ésta lo que parece una preocupación del director por analizar el comportamiento de los jóvenes o de aquellos que, habiendo entrado en la madurez, todavía disfrutan de su juventud. De hecho, sin analizar detenidamente el cine de Ozon, éste parece interesado en contraponer personajes jóvenes con otros modelos más adultos, como hizo en la magnífica "En la casa" (2012), adaptación cinematográfica de la obra teatro de Juan Mayorga. 



En Joven y Bonita Ozon nos deja fisgonear en la vida sexual de Isabelle, una joven de 17 años que vive en el seno de una familia acomodada en París. Isabelle pierde su virginidad durante las vacaciones de verano aunque la experiencia, como casi todas las primeras veces, no resulta tan satisfactoria como se espera inicialmente. Hasta ahí, lugares comunes a otras muchas películas y relatos. Sin embargo, un día Isabelle es abordada por un viejo que le ofrece dinero por acostarse con él. En ese momento Isabelle no accede a la proposición pero después la vemos convertida en una prostituta de lujo que acude a diversos hoteles para acostarse con hombres mayores. Mientras tanto Isabelle aparenta normalidad en su casa, sigue con sus clases, aborrece ir al teatro con sus padres y va acercando la sexualidad a su hermano. Cuatro estaciones y cuatro canciones nos muestra el transcurrir de la vida de esta joven. 


Algunos críticos señalan que Ozon quería mostrar el paso de la adolescencia a la vida adulta a través de las experiencias sexuales de la joven protagonista, pero como espectador creo que en la película hay mayor contenido que carga sexual y, también, cierta crítica hacia los convencionalismos del sexo en pareja. La madre de Isabelle habla de que tiene el vicio en el cuerpo. El espectador podría confirmar esta opinión al observar  la joven no lo hace por dinero, aunque se trate de algo que acrecienta la excitación de la experiencia. En mi opinión, la película nos habla del poder de la juventud, del deseo que poseer ésta ejerce en las personas mayores. La juventud, eso que mi amigo Guillermo denomina "tiranía de corta duración", es utilizada por la protagonista como arma para obtener placer, no tanto del sexo en sí, sino de la dominación de la situación, de sentirse admirado por esa circunstancia temporal que también abandonará a su protagonista: un cuerpo joven y bonito. Ahora podréis acusarme de sexista, pero podríamos cambiar Isabelle por Isidoro y sería lo mismo. Por otro lado, no creo que la película banalice el tema de la prostitución, tampoco hace una llamada a ella para descubrirnos sexualmente. Creo que, ante todo, nos habla de la banalidad de la juventud y de lo obsesionados que, incluso de mayores, estamos por conseguirla. Por cierto, sed pacientes y esperad la aparición de Charlotte Rampling (actriz fetiche del director), un gran regalo para el espectador. ¡Qué disfrutéis del cine!

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias por la sugerencia de pelicula...seguire visitando amenudo tu blog y siguiendo tus sugerencias,gracias!