23 de junio de 2014

Miedos


El leve chirriar de una puerta abriéndose despierta a Carlos. Un monstruo ha comenzado a sacar su cuerpo a través del armario que está situado frente a su cama. Carlos coge disimuladamente la careta de Hulk que tiene encima de su mesita. Se la coloca bajo las sabanas y espera a que el monstruo llegue hasta él. Cuando lo que parece una especie de orco sanguinolento retira la colcha de la cama, es sorprendido por una cara todavía más fea que la suya y sale disparado hacia el armario. Carlos se levanta cuidadosamente de la cama y tratando de no hacer ruido cierra la puerta del armario, pero esta vez con llave, no quiere que le molesten. Cuando se dispone a volver a la cama, un cuervo gordo y con un plumaje más oscuro que la propia noche se ha posado en el alféizar de la ventana y ha empezado a emitir graves graznidos. Carlos se vuelve tranquilo y susurrando pide al cuervo que se calle. El cuervo no le hace caso por lo que Carlos abre la ventana, con mucho cuidado de no hacer ruido y tratando de evitar el cuervo se cuele en su habitación, y obliga al ave a marcharse. Cuando el cuervo ya se ha ido y se dispone a cerrar la ventana, una mano esquelética agarra el brazo de Carlos. Tranquilo-se dice-es tan sólo la rama de un árbol. De vuelta a la cama descubre que una peluda y enorme araña se ha posado sobre la almohada. En lugar de golpearla con algún otro objeto, Carlos posa su mano junto a la araña y espera a que esta se suba en ella. La deja en el suelo y él se deja caer sobre el colchón. Se encuentra exhausto. El peso de su cuerpo ha hecho que los muelles de su colchón emitan un crujido. Crujido que a su vez ha provocado algún tiempo de movimiento abajo, en el salón. Carlos empieza a temblar y se tapa con las sábanas. Y es que Carlos no tiene miedo de los monstruos del armario, los cuervos gordos y gruñones, las ramas que parecen esqueletos o las peludas arañas. Carlos tiene miedo de quien se sienta en el sillón orejero de la sala de estar. Carlos teme, sobre todas las cosas, la serpiente que ese alguien lleva alrededor de su cintura porque esa sí que pica de verdad. 

2 comentarios:

Cristina dijo...

Por favor!!!, qué maravilla!!!

Unknown dijo...

Enhorabuena!!! Una vez más un final impresionante para una historia preciosa.