15 de junio de 2014

Tatuajes*


Imaginó como sería la vida si lograra estar siempre más relajado, despreocupado por lo que acontece a su alrededor. Olvidó por un día las tareas pendientes. Fue capaz incluso de resistir la tentación de abrir el correo electrónico por aquello de ir adelantando tareas. Atisbó de nuevo la persona que había sido hacia ya cuatro veranos y sonrió pensando que lo que empezaba a recuperar valía más la pena que aquello a lo que había dedicado tanta energía durante los últimos años. Incluso llegó a gustarse más físicamente. Respiró el aire cálido de la tarde entre risas, chistes y sinopsis de cine. Se sintió muy feliz cuando vio aquel artista firmando libros en una caseta aunque pensó que él no sería quien viera sus calzoncillos. Trató de saltar al vacío con el ánimo de dejarse llevar. Pero al final de la noche no dejaba de pensar que faltaban tatuajes, algún que otro volumen y una pizca de maldad. Y es que las cosas del self son difíciles de cambiar. Y a pesar de ello, lo pasó muy bien.

*Ilustración: Aitor Saraiba. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi amigo,mi gran amigo...solo decirte una cosa ME ALEGRO Q TU PROTAGONISTA sea capaz de desconectar,de quererse mas y sobre todo de pensar en el y no en lo q le rodea. Los demas sobre todo algunos de nosotros deberiamos aprender de el. Un besico gordo mi amigo

Raúl Navarro dijo...

Gracias amiga. Mañana la triste despedida hasta el próximo curso. Besos.