25 de noviembre de 2013

Atando cabos

Una gran parte de los eventos en los que nos vemos involucrados no son predecibles y ello nos provoca un conflicto cognitivo interno que tratamos de resolver dando sentido a lo que nos ocurre. Se trata de una necesidad psicológica por la que tratamos de hallar la respuesta a una pregunta muy sencilla: ¿por qué? Para ello utilizamos el sentido común, lo que Heider (1958) definió como psicología ingenua de la acción. Se trata del proceso  por el que recogemos información y tratamos de inferir qué ha podido provocar un determinado evento. 
De este modo, si un día encontramos que nuestro mejor amigo está serio y se comporta de forma diferente con nosotros, trataremos de conocer qué ha podido ocurrir para que se comporte de esa manera. Podríamos preguntar directamente a nuestro amigo y obtener una respuesta pero si no nos ofrecen información clara o la razón dada no nos convence seguiremos indagando, insistiendo en lo que le ocurre guiados por la curiosidad, la  necesidad de claridad cognitiva o el miedo a la incertidumbre. Y para ello extraemos conclusiones a través de premisas previas: lo que conocemos de nuestro amigo, su conducta con otras personas y también su conducta hacia nosotros en distintas situaciones. Funcionamos, por tanto, como pequeños científicos que analizan la información social aunque guiados por el sentido común y no por el método experimental. 
¿Erramos? Por supuesto. El sentido común es lo que tiene, pero a no ser que otra persona o el propio actor (nuestro amigo) nos ofrezca una explicación más convincente, tenderemos a quedarnos con nuestra propia opinión ya que, aunque pueda ser ingenua, ha partido de una preocupación personal. El problema viene cuando tendemos a poner la responsabilidad de esta situación en un único actor y olvidamos que en las relaciones, sean del índole que sean, dos es el resultado de la suma de uno más uno.
Por último, aunque lo guardo para otro día, no podemos olvidar la responsabilidad del ambiente (y ahí entran los otros). Si nos olvidamos del contexto donde cualquier suceso tiene lugar, estaríamos cometiendo lo que se conoce como error fundamental. Y de hecho, erramos mucho a nivel fundamental. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado!! Me gusta mucho porque es claro y preciso. Además he aprendido términos que desconocía.
Por otro lado creo que el contexto es un factor fundamental a la hora de analizar lo que nos ocurre. Quien no ha pensado en más de una ocasión que ciertas sucesos se podrían haber evitado dependiendo del lugar o las personas que nos rodean....Por lo tanto la responsabilidad del ambiente creo que tiene un papel significativo a la hora de dar respuesta a alguno de los conflictos que suceden a nuestro alrededor y el porque pasan.Eso sin olvidar siempre la responsabilidad de los actores que participan en dichos eventos.


Verónica