29 de noviembre de 2013

Sesiones de cineclub: Hannah Arendt



Por fin el miércoles pasado pude ver la película que la directora alemana Magarethe von Trotta dedica a la figura de la filósofa judía de origen alemán Hannah Arendt. Hoy mismo, una alumna que también acudió a la cita del cineclub me ha preguntado si Hannah Arendt existió realmente. Lo cierto es que no me ha extrañado su pregunta. Cuando tengo ocasión reivindico que no tenemos por qué saberlo todo igual que no es necesario tener una actitud sobre cualquier objeto social (ahí entran también las personas) y, además, no hay nada malo en decir "no lo sé". Y digo que no me ha sorprendido su pregunta porque hasta hace poco más de un año yo tampoco sabía nada de una pensadora tan importante, probablemente porque ninguno de mis maestros y profesores leyera algo escrito por ella. En mi caso, un compañero me recomendó su sesudo aunque certero (en mi opinión) "Eichmann en Jerusalén", un relato sobre la figura de Aldof Eichmann (Teniente Coronel de las SS que llevó a cabo la solución final en Polonia) y su juicio en Israel una vez que los servicios secretos israelís lo capturaran en Buenos Aires. 
La película mencionada recupera parte de la vida de Hannah Arendt pero se centra principalmente en el momento en que escribe los polémicos artículos para el New Yorker sobre el juicio de Eichmann que posteriormente serían publicados en el libro mencionado. Artículos polémicos en su momento que, como nos muestra el relato cinematográfico, provocó su ostracismo en determinados círculos familiares y académicos. Muchos amigos y compañeros dieron la espalda a Hannah e incluso el propio servicio secreto israelí la amenazó. No cedió a la presiones y continuó publicando sus ideas. 
¿Por qué fueron polémicos sus artículos? Porque, aunque nunca quitó responsabilidad a los crímenes cometidos por Eichmann, no lo describió como un antisemita sino como un burócrata que, primero, llevado por la obediencia a las órdenes de sus superiores y, después, por su creencia de que formaba parte de algo histórico, de algo grande, participó en el holocausto judío. Eichmann decía Arendt no es la representación del mal, no es el demonio que todos creemos que se oculta tras cualquier acto de maldad sino que fue un producto de su tiempo. El problema de Eichmann, según Arendt, es que se olvidó de la principal cualidad humana: la capacidad de pensar. Y cuando cualquier individuo deja de pensar sobre las consecuencias de sus actos puede convertirse en un asesino. A este fenómeno le puso el nombre de "la banalidad de mal" refiriéndose a que todos nosotros, ante las circunstancias oportunas, podemos ejercer un daño en el que nunca antes hubiéramos pensado. El psicólogo social, Philip Zimbardo, habla de algo parecido cuando escribe sobre el efecto Lucifer señalando que en determinadas situaciones podemos convertirnos en torturadores o en sumisos prisioneros. Y además, no sólo somos malos cuando hacemos algo dañino sino también cuando no actuamos dando a los demás la impresión de que lo que se están haciendo no está mal. En este sentido Hannah Arendt pone de manifiesto que el número de judíos muertos durante la guerra hubiera sido menor si algunos de los dirigentes de la asociaciones judías, para salvar su propia vida, no hubieran facilitado a los nazis las listas con los nombres de las congregaciones judías, lo que contribuyó a su deportación. La película, algo lenta al principio, expone de forma clara todas estas ideas recuperando imágenes reales del juicio de Eichmann. Memorable la escena final en la que Arendt defiende sus ideas ante un auditorio rebosante de estudiantes (que la amaban) y compañeros que querían que dejará sus funciones docentes. Perdió muchas cosas por reflexionar e investigar pero salió victoriosa y sus ideas hoy todavía son perfectamente válidas. 
Sobre todo esto he hablado con la estudiante que me ha preguntado por su existencia para que así pueda construir una primera actitud en torno a su figura porque es algo que yo hubiera agradecido en su momento. Y lo dicho, aunque no tenemos que saber de todo, es bueno conocer para poder participar de la vida social y discutir sobre algunos temas, en definitiva, seguir demostrando esa cualidad de la que hablaba Hannah Arendt y que nos hace humanos, la capacidad de pensar. 

3 comentarios:

Unknown dijo...

A mi me pasaba como tú alumna. No sabía que existía hasta que me hablaste del libro de "Eichmann en Jerusalén". Pero si merece la pena conocerla y ver la película. Es por ver cómo defiende y analiza sus ideas a través de su pensamiento filosófico y sobre todo como te hace pensar sobre ciertos temas y reflexionar sobre ellos.

Raúl Navarro dijo...

A mi me gustó también el ambiente universitario de su clases, las charlas con unos alumnos. Me hubiera encantado estar ahí.

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo.Como impresiona ese discurso final donde todos la escuchan sin pestañear...