23 de noviembre de 2013

Cupido informático


Aunque el estado actual por el que atravieso no es el mejor momento para ser objetivo en torno la búsqueda y mantenimiento de las parejas, trataré de ser honesto. Han llamado mi atención los datos que en la revista Quo del mes de noviembre muestra a sus lectores sobre las webs para encontrar pareja. Su volumen de negocio alcanza los 40 millones de euros anuales en España y unos 1200 millones de euros en todo el mundo.
Tal cantidad, no me negaréis, convierte a este negocio en un interesante objeto de deseo. De hecho, en todas las webs de citas han reclutado a psicólogos y expertos en comunicación para elaborar los algoritmos a través de los que construyen las cibernéticas fechas de Cupido. El negocio los necesita. Según algunos de estos portales, el elixir del amor actual debe llevar a la satisfacción y la estabilidad. Sí, amigos y amigas, han descubierto la pólvora.
Deberíamos cuestionar que la satisfacción y la estabilidad vengan de la mano de una pareja. Algunos pensaréis que aquí viene el amargado a vendernos que la soledad es buena. No, la soledad no es nada buena (aunque hay momentos en que uno la necesite). Necesitamos del apoyo social de los otros pero este apoyo no tiene porque provenir de una pareja. No vivimos en una película de Disney.
¿Por qué? Aquí es donde quería llegar. Nos hemos olvidado de un elemento fundamental que para bien o para mal influye sobre el algoritmo del amor: la novedad. Somos hijos de nuestro tiempo y, desgraciadamente, se nos ha educado en la necesidad de contar con nuevos estímulos con los que saciar nuestros deseos. Igual que necesitamos comprar nueva ropa para sentirnos monos, también podemos sentir la necesidad de arroparnos por nuevos cuerpos y este hecho puede romper nuestra satisfacción y estabilidad (en algunos casos, también construirla como ahora veremos).
Me gustaría conocer las cifras de negocio de aplicaciones dirigidas al público homosexual como grindr, bender, growl, u4bear, etc. Ahí no se venden elixires de amor, en la mayoría de los casos se facilita la novedad, algo que me parece de lo más legítimo. Y cuidado no por ello creo que en el mundo gay no pueda haber parejas donde exista estabilidad y satisfacción. Todo dependerá del acuerdo(s) generado(s) como pareja, porque no olvidemos que las relaciones no dejan de ser una construcción social y somos nosotros quienes acordamos, para bien o para mal, a qué nos referimos con dicho concepto. No creo que tengamos que educarnos en el conformismo y abandonar el hedonismo. Lo que trato de decir es que no siempre podemos tenerlo todo y, a veces, es necesario elegir aunque podamos equivocarnos. También es cierto que cada estación tiene sus meses. En cualquier caso, yo seguiré dándome de hostias con Cupido siempre que se cruce en mi camino, online u offline. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

No soy la más indicada para opinar.Pero si que creo que el elemento novedad podría convivir con la estabilidad y satisfacción si culturalmente estuviéramos educados con otras miras. Mientras eso no ocurra esta claro que habrá que elegir y por tanto no se podrá tener todo....Hace mucho tiempo leí un artículo donde reflejaba que el enamoramiento no dura más de tres mes. Pasado este tiempo se debían trabajar otras cosas. Dicho así suena muy nefasto. Pero a lo mejor lo que tendríamos que pensar es que hay otras maneras de ver lo que ocurre a nuestro alrededor y no sólo centrarnos en lo que nos han enseñando siempre.

Verónica