6 de enero de 2010

¿Tú les has oído?



Todavía recuerdo la sensación de despertarse la mañana de Reyes y salir corriendo para llamar a mis hermanas y comenzar a desenvolver los paquetes que encerraban los regalos navideños. En mi casa, este día, siempre fue el evento más importante de la Navidad. Nos daba igual la nochebuena y, también, la nochevieja. Siempre hablábamos de lo interesante que sería poder acortar los días que mediaban entre el 1 y el 6 de Enero para poder disfrutar de aquel momento. Los regalos no eran importantes, era más crucial aquel instante en que abierta la puerta que daba entrada al comedor veíamos la montaña de regalos iluminada por la luz matutina.
Dispuestos sobre la mesa y el suelo, encontrábamos tres grandes montones, uno para cada hermano y los devorábamos como después hacíamos con los churros y el café con leche que mi madre nos preparaba. Es verdad que había otro pequeño montón donde se situaban los regalos dirigidos a mis padres, pues ellos también habían mandado su carta a los reyes. Y entonces yo teorizaba con mis hermanas sobre cómo los reyes podían haber introducido los regalos en casa sin que ninguno les oyésemos.
Después conocí el secreto: los reyes eran los hijos (supongo que por aquello de que son los reyes de la casa). Consecuentemente con este descubrimiento, cada noviembre comenzaba a conservar mi paga semanal para poder comprar un regalo tanto a mis hermanas como a mis padres. Y de esta manera se mantenía la ilusión por este día, acentuada ahora por el deseo de sorprenderles con mis pequeños regalos. De hecho, ponía los regalos en mi habitación, diferenciándolos de aquellos otros que esperaban en el comedor, para que mi sorpresa fuera anterior a la otra, a la antigua. Así fue como inicie una historia de éxitos y fracasos en torno a las elecciones que año tras año he venido haciendo y que se ha prolongado hasta la actualidad.
Lo importante es que la ilusión de aquel encuentro con mis hermanas y mis padres se mantuvo intacta por muchos años. Enfundado en la bata que otros reyes trajeron he vuelto a compartir esa reunión anual en torno a montones de regalos, muchos de ellos ciertamente innecesarios desde un punto de vista pragmático, aunque no desde una óptica más sentimental.
Hoy me contaba un alumno que hace años que él regala dinero ya que, incluso los niños, se muestran más contentos que sosteniendo cualquier juguete. Quizás sea tonto o más propio de un pensamiento mágico, pero pienso que se está perdiendo, precisamente eso, la magia y, como consecuencia, la capacidad de sorprender.
Reconozco que el paso de los años ha ido mitigando mi ilusión, aunque los últimos tres años trato de recuperarla porque ahora tenemos una pequeña a la que educar en esa magia. Me pregunto acerca de la importancia de esa mentira social en la que todos participamos y en la necesidad de seguir reproduciéndola porque, más allá de los regalos, del consumismo de estos días, sigue siendo importante que nuestros pequeños crean que casi todo es posible.
¿No debo perder la ilusión? No, supongo que menos ahora, que este año he recibido un regalo que tanto tiempo llevaba esperando. Así que, por qué no seguir acostándose un 5 de Enero esperando que tras la puerta del comedor se encuentre tu deseo o algo que se acerque a él. Y es que, incluso una conversación en torno a una café con churros puede hacerlo más cercano, si se habla de él, claro, ya que sobre lo que se habla, se hace más real.

Feliz Año y Felices Reyes lectores de este pequeñito blog.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El mejor de los regalos es no sólo poder leerte a través de estas líneas, sino poder compartir contigo mucho más que palabras.

¡Eres genial! :)

Qué suerte tenerte tan cerca, aunque a veces estés -físicamente- lejos.

Raúl Navarro dijo...

Me hacía falta tu comentario, ahora si que puedo irme a dormir porque uno se acostumbra a saber de tí justo antes de apagar la luz y arroparse con el nórdico. Joder, que gusto de anónimo!!

Anónimo dijo...

Por supuesto que hay que seguir creyendo y más cuando recibes un regalo como el que tú has recibido este año.Hay es cuando te das cuenta que no hay que perder la ilusión,pues al final los sueños se hacen realidad.

Muchos besos.

La Petra de Cuenca

Raúl Navarro dijo...

Ayyy Petrilla!!! Pues nada, espero que tuvieras felices reyes y bonitos regalos. Nos vemos en este nuevo año.

Besotes.