La semana pasada pudimos disfrutar en Cuenca de la película Caníbal que cuenta con 8 merecidas nominaciones a los goya de este año incluyendo mejor dirección, mejor película, mejor actor y mejor actriz revelación. Manuel Martín Cuenca dirige la historia de Carlos, un sastre granadino, cuya vida transcurre bajo la rutina de trabajar en la sastrería, asesinar mujeres y comérselas. Hasta aquí podría parecer la típica historia de una asesino en serie con el añadido de que despedaza a sus víctimas y las almacena en su congelador para después cocinarlas y terminar ingiriéndolas. Sin embargo, Caníbal (adaptación libre de la novela del mismo nombre de Humberto Arenal) no sólo presenta la historia de Carlos para explorar uno de nuestros grandes tabúes, el canibalismo ("no te comerás al prójimo") sino que trata de ofrecer alguna que otra respuesta a la pregunta que todo espectador se plantea después de conocer la rutinaria vida de este personaje magníficamente interpretado por Antonio de la Torre: ¿por qué le ha dado a este hombre por comer mujeres? El caso es que el propio sastre no se realiza esta pregunta hasta que no aparece en su vida Nina. Ella parece ser el estímulo que hace que Carlos se replantee la naturaleza de sus propios actos una vez que un vinculo de tipo afectivo parece florecer entre los dos protagonistas. Pero, ¿y si el canibalismo también es una forma de amor? ¿no son nuestras relaciones algo caníbales? Ambientada en una Granada menos reconocible para el visitante esporádico, Caníbal es una película contenida, una historia en cuatro actos que realmente merece la pena disfrutar y que debería hacernos reflexionar. Buen cine español. Poco más puedo deciros sin destripar la sorpresas que oculta la película y su resolución final. De hecho, será mejor que dejes la lectura de esta entrada en este punto si quieres ver la película sin que tu reflexión sobre ella se vea influenciada por aquello de lo que hablaré a continuación.
- PUEDE CONTENER SPOILERS-
En Caníbal se explora otra idea que me pareció de lo más interesante: ¿podemos cambiar las personas ¿puede cambiar el protagonista y cesar en su conducta? Otro personaje, una costurera que ayuda a Carlos en su trabajo y que parece conocerlo mejor que nadie, le dice que nunca podrá estar con una mujer. Al principio él se ríe pero le pregunta por qué dice eso, a lo que ella contesta "porque es verdad. Somos lo que somos y no podemos cambiar". En ese momento el sastre parece estar replanteándose sus actos y su relación con Nina ha ido creciendo en intimidad. Carlos le dice a la costurera que le demostrará que puede estar con una mujer. Si es posible o no tendréis que descubrirlo por vosotros mismos. Como educador debo pensar que la gente puede cambiar, de lo contrario la acción educativa no tendría sentido. Lo creo. Creo que la gente puede cambiar cierto hábitos, conductas incluso actitudes. Sin embargo, también pienso que en otros aspectos vinculados con la personalidad, con nuestra forma de ser, no cambiamos tanto y si se produce cambio muchas veces éste es a peor. Ni que decir tiene que es una opinión personal y que la película de Martín Cuenca no indaga en esta última idea.
3 comentarios:
Impresionante thriller psicológico que no te deja indiferente ante determinados actos del personaje.Merece la pena verla....
Y en cuanto así se puede cambiar. Se supone que las personas podriamos hacerlo. Pero sin embargo creo que la forma de ser de cada uno y nuestro propio egoísmo en la mayoría de las veces no nos lo permite.
Da gusto leerte, ¡cómo lo echaba de menos! Pero, además de echarte flores (muy merecidas, que conste, pese a la subjetividad nacida del cariño), debo decir que dentro de una forma excelente, siempre hay un fondo brillante: continente y contenido no tienen nada que envidiarse. De todo, me quedo con tu reflexión final, que has sabido introducir con un tacto exquisito entre advertencias de spoilers. Aunque lo presentas como una opinión personal, puedes hacerlo avalado empíricamente. Si bien no de forma tan drástica, la evidencia científica sugiere algo muy cercano: la modificación de conducta, la psicología del aprendizaje, las intervenciones psicoterapéuticas, y otras medidas de actuación o tratamiento, consiguen (junto a la voluntad y el esfuerzo de la persona, por supuesto) ciertos cambios conductuales, cognitivos y emocionales, pero en lo tocante a la personalidad solemos pinchar en hueso, dado que es algo muy complicado de transformar, sobre todo si hablamos de una psicopatología como un trastorno de personalidad y sobre todo si hablamos de personas adultas, dado que su personalidad suele estar ya configurada y bien definida. Eso no quiere decir que sea absolutamente imposible, aunque requiere mucho tiempo, constancia y colaboración por parte del sujeto. Quizá de todos los trastornos, el más desesperanzador es curiosamente el que necesitaría con mayor urgencia el cambio, el llamado trastorno antisocial de la personalidad, que sufren los popularmente conocidos como psicópatas; posiblemente, por lo que cuentas, el que padece el protagonista de “Caníbal”.
Robert Hare, especialista en el tema, dice que los psicópatas no se curan porque no hay nada que curar, no piden ayuda porque no sufren, al contrario, se sienten perfectos y disfrutan controlando a otros, la mayoría de las veces dañando, sin conciencia ni empatía, con un mundo emocional diametralmente distinto al del resto de mortales, muy cercano a la ausencia de emociones y, lo peor, éstas no es posible enseñárselas. Son así y punto.
Lo más llamativo quizá es que, pese a que suelen destacar los casos más extremos y macabros como el de la película comentada, la mayoría de los psicópatas no son asesinos, sino gente aparentemente “normal”, están por todas partes, pueden ser familiares, amigos, parejas, compañeros de trabajo, jefes… Gente que puede ser, incluso, encantadora, divertida y muy atractiva, que a veces entran en tu vida conquistándote, manipulándote, vampirizándote, sacándote partido de uno u otro tipo y que, tarde o temprano, siempre acaban dañándote, y mucho.
Por último, la parte más siniestra de todo: desgraciadamente, quizá porque viven en un mundo con valores consonantes con su perfil, nuestra sociedad traga, tolera e incluso a muchos les aplaude y glorifica.
Hola Cristina. Un placer tenerte también por aquí. Estoy de acuerdo con todo lo que señalas porque además lo dejas perfectamente claro. Escribí algo sobre lo que dices aunque dándole cierto tono irónico (http://eldiaqueyomuera.blogspot.com.es/2013/12/el-psicopata.html)
No señalé sin embargo, como bien señalas, que no se puede "curar" o "corregir" y es un aspecto muy interesante y también da pistas sobre la película aunque en este caso el relato no clarifica nada, más bien no lo analiza.
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