Hablábamos en atando cabos (http://goo.gl/51imMu) de que cuando tenemos que
dar explicaciones sobre algún hecho que nos ocurre o lo vemos en los demás, utilizamos lo que en psicología social se denominan atribuciones. Éstas
son explicaciones cotidianas y de sentido común que elaboramos las personas
para explicar los sucesos sociales. Decíamos que la mayoría de las veces las
realizamos con tanta rapidez que erramos en nuestras explicaciones. Pero ahí no
queda la cosa. Otras tantas veces estos errores muestran tendencias claras
hacia ciertos sesgos sistemáticos, que son subjetivos, estables y difíciles de
eliminar. Estos sesgos se mantienen porque nos ayudan a proteger nuestra
actuación en relación a los demás (“todos lo hacen”), defienden nuestra
autoestima (“si todos lo hacen, no será tan malo”) y nos ayudan a comprender
los hechos sociales por la simplificación que hemos realizado de los
mismos. Estos procesos se realizan en todas las edades, poniendo de
manifiesto la importancia de las atribuciones, y en ellas cobra más importancia
lo que percibimos en base a nuestras creencias y experiencias que lo que es
real. Es decir, observamos la realidad a través de nuestras propias lentes y,
en ocasiones, estás lentes están tan sucias que no nos dejan ver la realidad
tal como es. Es muy importante conocer este tipo de sesgos si, por ejemplo,
queremos entender las reacciones de la gente antes distintas situaciones
sociales o si queremos cambiar algunas actitudes de nuestros alumnos. Os dejo
aquí algunos de estos sesgos por si fueran de vuestro interés:
1. Falsa unicidad: tendencia a creer que
nuestras habilidades son únicas y mejores que las de la media. Por ejemplo,
pensar que somos mejores en el trabajo que aquellos a lo que han despedido y por ese motivo no lo perderemos (olvidando las variables coyunturales del contexto).
2. Falso consenso: tendencia de un grupo
que comparte un atributo a sobreestimar la frecuencia o prevalencia de este
atributo en los demás de su grupo, frente al grupo que no lo posee. Por
ejemplo, cuando pensamos que todos los adolescentes consumen drogas, son
rebeldes y vagos.
3. Ignorancia pluralista: tendencia
errónea a creer que conocemos lo que pasa por la mente de los demás y cuáles
son sus actitudes. Por ejemplo, cuando preguntamos en clase ¿alguien tiene
dudas? Lógicamente algunas personas las tendrán pero a veces ocurre porque ven
que nadie pregunta e interpretan que no tendrán ninguna duda lo que aumenta su
reparo a preguntar.
4. Ilusión de control: tendencia a
creer que las situaciones de azar son situaciones de habilidades, es
decir, la creencia de que podemos controlar las situaciones incontrolables a
las que estamos expuestos. Por ejemplo, cuando pienso que en mi caso el consumo
de drogas no me traerá consecuencias negativas porque mi consumo es
controlado y planificado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario